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Cuando llueve, los insectos no sólo se mojan

Nota Área de Entomología:

Cuando llueve, los insectos no sólo se mojan

Publicado el 29/01/2016
La humedad y las altas temperaturas favorecen el desarrollo de moscas.
La humedad y las altas temperaturas favorecen el desarrollo de moscas.
Francisco Urra, Curador del Área de Entomología, se fijó en la lluvia veraniega que mojó Santiago, y nos cuenta qué efectos tienen las precipitaciones en los insectos.

La lluvia del fin de semana pasado no dejó indiferente a nadie. Y si bien, algunos amigos del trasnoche resultaron empapados por estos pocos milímetros de agua caída, para los insectos las precipitaciones pueden tener un profundo impacto, la mayoría de las veces imperceptible para el común de las personas.

Después de la temperatura, la humedad ambiental es el segundo factor que incide de manera directa en el desarrollo y actividad de los insectos. Además, las precipitaciones en forma de lluvia pueden tener efectos favorables o perjudiciales sobre estos artrópodos. Tales efectos dependerán de su intensidad, la cantidad de agua caída, la temperatura asociada y la fuerza del viento; así como también del tipo de insecto, su estado de desarrollo y sus hábitos.

Una lluvia intensa puede eliminar directamente insectos pequeños y frágiles, como pulgones y trips, así como también a algunos ácaros fitófagos que se alimentan de la savia de las plantas. Si el agua caída es suficiente, puede inundar el suelo y obligar a los insectos subterráneos a salir, quedando expuestos a sus depredadores. El viento también puede sacudir el follaje de los árboles y las bajas temperaturas pueden eliminar estados de desarrollo susceptibles al frío. Después de la lluvia, una alta humedad ambiental permitirá la proliferación de hongos y bacterias entomopatógenas, capaces de infectar, enfermar y matar a muchas especies de insectos.

Pero la lluvia también tiene efectos positivos sobre estos animales. La lluvia aumenta la disponibilidad de agua en el suelo, lo que propicia el crecimiento de malezas y la producción de flores y néctar, que sirven de alimento a numerosas especies herbívoras y polinizadoras. Si se formaron charcas, se favorecerá el desarrollo de insectos acuáticos, como zancudos y otros dípteros. Además la alta humedad ambiental y del suelo, sumado a temperaturas cálidas, propician el desarrollo de insectos que viven en la materia orgánica en descomposición, como ciertas moscas y escarabajos. Este último efecto podría ser notorio si no hay un adecuado manejo de residuos o de la basura.

Lo anterior puede considerarse como un recordatorio de que ninguno de nosotros es ajeno a las cambiantes condiciones del ambiente, y que una simple lluvia de verano puede significar la vida o la muerte en el pequeño mundo de los insectos.

REFERENCIAS

APABLAZA, J. U. y URRA, F. 2010. Introducción a la Entomología General y Agrícola. Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. 405 pp.

NORRIS, R.J., MEMMOTT, J. y LOVELL, D.J. 2002. The effect of rainfall on the survivorship and establishment of a biocontrol agent. Journal of Applied Ecology 39, 226-234.

VINCENT, C., HALLMAN, G., PANNETON, B. y FLEURAT-LESSARDÚ, F. 2003. Management of agricultural insects with physical control methods. Annual Review of Entomology 48: 261-281.