Montaje de lepidópteros
La forma en que se prepararán los ejemplares dependerá, en última instancia, del tipo de material a trabajar y del objetivo final de la colección. Para lepidópteros adultos se opta generalmente por el montaje en seco, donde el ejemplar se pincha con un alfiler. También se pueden mantener ejemplares en alcohol etílico al 70% u 80%, lo que resulta muy útil para el desarrollo de posteriores estudios genómicos. Idealmente, estos ejemplares se refrigeran para evitar la degradación del ADN. En cuanto al montaje en seco, se prefiere que las alas de los individuos sean extendidas, para apreciar de mejor manera su patrón de coloración, rasgo que es utilizado en algunos grupos como carácter para la identificación de especies.
El montaje en alfiler es una tarea sencilla cuando se trata de mariposas o de macrolepidópteros (polillas grandes), pues el insecto una vez muerto, es pinchado con un alfiler entomológico del N° 1 o 2, en el centro del tórax, y luego se estiran sus alas en un dispositivo llamado extensor. Si los ejemplares son más pequeños o frágiles, pueden pincharse con un alfiler entomológico del N° 0, o menor. El inconveniente de usar alfileres muy delgados, es que éstos tienden a doblarse, lo que puede provocar la ruptura del ejemplar sino se realiza la manipulación adecuada.
Para fijar las alas en el extensor, se utilizan alfileres delgados, que atraviesan la membrana del ala, justo por el costado de alguna vena fuerte, y se usan tiras de papel para evitar que se levanten. Al cabo de algunos días, se retiran los alfileres y papel, quedando el ejemplar con sus alas completamente extendidas. Cabe señalar que los extensores de alas pueden confeccionarse de diversos materiales como madera, cartón o poliestireno, entre otros materiales plásticos. Generalmente la superficie donde se apoya el ala tiene una leve inclinación.
Para los microlepidópteros se emplea una técnica similar, pero debido a su reducido tamaño, se efectúa un doble montaje. Para ello, el ejemplar es pinchado por un alfiler de muy pequeño tamaño, muy delgado y que no tiene cabeza, llamado minucia; son de acero inoxidable, con una longitud de unos 12 mm y se usan generalmente del N° 0,20. Si el insecto está suficientemente blando, pueden estirarse sus alas en un extensor y las éstas se sujetan con minucias delgadas (del 0,15) en lugar de alfileres. Es recomendable que en todo el proceso se usen pinzas curvas para la manipulación de las minucias. Una vez que el ejemplar se ha secado, se retira con cuidado del extensor y se pincha en un trozo de espuma, corcho o goma de silicona, la que a su vez es atravesada por un alfiler entomológico del N° 1 o 2.
Hasta aquí, sólo queda etiquetar el ejemplar antes de ser incluido en la colección.