Reserva Natural Altos de Cantillana
Qué difícil es despertar a las 6:30 de la mañana un sábado después de una agotadora sesión de conferencias académicas el día anterior producto de la primera Reunión de Botánica Criptogámica 2014. La motivación para comenzar el día surge desde lo más profundo de la historia natural que forjaron algunos científicos nacionales, como el Sr. Marcial Espinosa, Sr. Manuel Mahú y Don Waldo Lazo, que trabajaron grupos como musgos, hongos y tangencialmente líquenes, En este despertar académico, nos acompaña una nublada y templada mañana de primavera, donde abordar el clásico metro de Santiago con nuestra colmada mochila de terreno para el trabajo botánico de campo (gps, cámara fotográfica, libreta de terreno, merienda y abundante líquido), se transforma en un inconveniente al momento de acomodarnos en los ya atiborrados vagones de este usual medio de transporte capitalino.
Una vez en el punto de reencuentro, pasamos lista y abordamos el bus, en dirección ruta 5 sur a la Reserva Natural Altos de Cantillana, cordón transversal de cerros que delimita la Región Metropolitana de Santiago con la Región del Libertador Bernardo O'Higgins (45 minutos de centro de Santiago), cuyas alturas sobrepasan los 2000 msnm, inusual para un relieve costero que supera en edad por varios millones de años a la Cordillera de los Andes.
El objetivo de esta aventura científica-criptógama es conocer los Microbosques de la Reserva Altos del Cantillana, que previamente fue estudiada en parte por colegas, sin embargo, en esta oportunidad se unen profesionales jóvenes de diversas consultoras medioambientales, estudiantes de pregrado en ciencias de la agronomía, recursos naturales, forestal y otros ligados al medio ambiente, en un momento climático previo de lluvia, que nos regala la oportunidad de observar in situ una expresión de formas y colores no esperada para el mediterráneo de Chile central, ya que en estas fechas debiera estar seco y caluroso, condición que para estos grupos de organismos (plantas, Hongos y protistas), que dependen de la humedad en suelo y atmósfera, no es lo más favorable.
Junto con la ilustre participación de los doctores Robert Grandstein, Gölf Paltner e Iris Pereira y jóvenes liquenólogos como Reinaldo Vargas, micólogo como Pablo Sandoval, briólogo(a) como Jorge Cuvertino y Carolina León, además de los guías locales se recorrió el sendero el Patagual, donde se compartió información taxonómica, ecológica e histórica de estos grupos de organismos que en conjunto con botánicos expertos en flora vascular complementaron la información. Cientos de preguntas, explicaciones, hipótesis y comentarios acerca de la taxonomía, diversidad de especies, distribución geográfica y estados de conservación, fueron parte de una de las primeras actividades que integra al pequeño universo de personas que se identifican y aprecian la belleza del micromundo que pasa muchas veces inadvertido bajo nuestros pies.
La invitación entonces es a valorar y disfrutar de esta reserva natural a tan solo una hora del centro de Santiago en esta primavera mediterránea de Chile central.
En la foto: Participantes en trabajo de observación. En primer plano, sobre y al costado de la roca, observación de líquenes y musgos respectivamente. Al fondo de pie, reconocimiento de hongos.