Bicentenaria argentina, un nuevo dinosaurio que apoyará la exhibición del MNHN
Sin duda la historia de la transición evolutiva de los dinosaurios carnívoros a las aves es una de las más fascinantes historias zoológicas. Además de ser un tema de alto perfil en la ciencia (las principales revistas científicas del mundo publican recurrentemente este tema junto al origen de los cordados, origen de los tetrápodos y origen de los homínidos) la historia de esta "transformación" impacta mediáticamente, al público general, debido a que involucra a uno de los linajes más fantásticos de animales que aparecieran en el planeta Tierra, los dinosaurios, y a uno de los más diversos conocidos hoy en día, las aves. Esta historia nace hace unos 226 millones de años y no terminó, como se pensaba hasta hace poco, abruptamente hace 66 millones de años.
Pues bien, el linaje de los dinosaurios terópodos, vasto grupo de animales bípedos que incluye animales tan disímiles que van desde un Tyrannosaurus rex a un colibrí, se encuentra representado desde el origen mismo de los dinosaurios. Sin embargo, de entre todos los diferentes linajes de estos animales bípedos, muchos de ellos formidables carnívoros, fueron los Coelurosauria uno de los más espectaculares en cuanto a su diversidad. Tal diversidad se encuentra representada en todos los continentes por dinosaurios como el fantástico Velociraptor, el intrigante Therizinosaurus, el espectacular Tyrannosaurus y todas las aves. América del Sur no fue la excepción en esta gran diversidad. En Argentina vivió un depredador llamado Bicentenaria argentina, su nombre se debe al homenaje que los paleontólogos hicieran en el bicentenario tanto de la República Argentina como del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia.
Este interesante celurosaurio vivió a fines del periodo Cretácico, hace unos 90 millones de años. Se estima que el tamaño máximo alcanzado por estos esbeltos dinosaurios sería en torno de 2,5 a 3 metros desde la punta de la nariz al extremo de la cola y llegaría a pesar unos 40 kilos. Su hallazgo se produjo en el lago Ramos Mejía en la Provincia de Río Negro, Patagonia.
Gracias a un intercambio de calcos, con el Museo Argentino de Ciencias Naturales, hoy el MNHN cuenta entre sus materiales con un espléndido montaje de uno de estos dinosaurios. En este momento estamos trabajando para poder presentar este espécimen, junto a un calco de Archaeopteryx y un esqueleto de ave moderna mostrar las principales conservaciones y cambios en la evolución de esqueleto de celurosaurios.
Queremos, con esta vitrina, dar una pincelada a esta fascinante historia de la transición dinosaurio-ave y satisfacer, de paso, la enorme demanda de los usuarios que es contar con el esqueleto montado de un dinosaurio en nuestro museo. Al contar con este sistema de intercambio de calcos esperamos que el 2016 traiga consigo más dinosaurios, y otros animales prehistóricos, para nuestra exhibición.