Chinchorro: Una figurilla en la Colección Max Uhle
Una de las interrogantes que teníamos cuando decidimos realizar la tomografía computada a algunas momias Chinchorro de la colección Max Uhle en la Clínica Las Condes, era poder determinar a ciencia cierta si una de las más pequeñas correspondía a una figurilla antropomorfa o a un feto momificado, sabíamos que otra de las figurillas era en efecto un feto, ya que algunos de sus huesos eran visibles, de hecho con la medición del radio derecho pudimos determinar una edad aproximada de 18 a 19 semanas de gestación (5to mes). Desconocemos si el feto era producto de un aborto espontáneo o fue extraído de la madre una vez muerta en el proceso de momificación, ya que no contamos con el contexto arqueológico del hallazgo. A pesar de que no medía más de 15 cm (cráneo-caudal) el cuerpo fue delicadamente taxidermizado, conservando los huesos articulados a través de amarras, un relleno de fibras vegetales y piel de animal, probablemente un chulengo (cría de camélido), para reemplazar la propia. Una máscara negra y una peluca de pelo largo terminaban por completar la momia.
Entonces nos preguntamos ¿no será la otra figurilla un feto también? Sólo el escáner podía revelarnos esta información. Fue así como muy entusiasmados en nuestro primer día en la cínica Las Condes, miramos expectante la pantalla del computador que nos mostraba las imágenes que en vivo estaba captando el tomógrafo y ahí estaba una perfecta figura antropomorfa sin huesos en su interior.
Habiendo comprobado que no se trata de una momia de feto, nos sorprendemos de todas formas del cariño y delicadeza puesto en su manufactura, una estructura de fibra vegetal unida a través de amarras conforma el cuerpo, con brazos y piernas demarcados, luego una delgada capa de arcilla sella la estructura, en la cabeza una máscara con un casquete de arcilla nos hace mirarlo con afecto, ya que parece cobrar vida con sus ojos, fosas nasales y boca dibujados en la arcilla. Pelo largo humano y un turbante de finos hilados de algodón completan la figura, la que además lleva una cubierta de piel de camélido. No dejamos de admirarnos al verla aunque sepamos que no es un feto.
¿Pero por qué momificar un feto? es la pregunta que muchos me hacen ¿Por qué los niños? tal vez más que condicionantes ambientales la respuesta está en la temprana muerte, tal vez son aquellos que han muerto antes de tiempo quienes son elegidos para la momificación, para cumplir el ciclo, para compartir y participar con la comunidad. Estas siempre serán interpretaciones que hacemos desde donde estamos, ya que de este pasado tan remoto sólo nos llegan retazos y a partir de ellos intentamos reconstruir la vida y muerte de nuestras poblaciones pasadas y un poquito de nosotros mismos.