El mundo precolombino atacameño, se caracterizó por el intercambio comercial entre las diversas comunidades de los valles, de la costa, de la pre-cordillera e incluso establecieron relaciones comerciales con grupos de territorios vecinos, dónde intercambiaban variados productos manufacturados o materias primas para la elaboración de artefactos que luego eran utilizados en su diario vivir. Sin embargo, por encima de la connotación económica, estaba la interacción social, la necesidad de fraternizar entre las diferentes comunidades en un medio hostil. Estos grupos debían insertarse dentro de un complejo sistema solidario que muchas veces involucró grandes áreas y cuya inserción estaba a cargo de los jefes o "curacas", quienes eran los encargados de crear los nexos, entre una comunidad y otra. Esta conexión se desarrolló en un ambiente de ritualismo donde cada jefe o "curaca" de una comunidad, se preocupaba de llevar objetos mágicos cargados de simbolismo, como por ejemplo los implementos para inhalar alucinógenos, los que se constituían en valiosos presentes que eran entregados al jefe o "curaca" de la comunidad que le interesaba establecer vínculos. Este proceso se llevaba a cabo en el marco de un significativo ceremonial que iba desde la preparación de la caravana hasta el encuentro e intercambio de bienes.

Dentro de las colecciones que resguarda el Museo Nacional de Historia Natural encontramos algunas de estas joyas precolombinas que sin duda nos sorprenden con su belleza y simplicidad, son objetos que cuentan con varios cientos de años a su haber y en esta ocasión queremos mostrar a ustedes dos fragmentos de collares de la Cultura Atacameña que son parte de la colección "Aníbal Echeverría y Reyes", ambos corresponden a una data aproximada entre el 1000 y 1400 d.C.

Una materia prima que fue muy apreciada por los atacameños y otras comunidades de la zona, fueron los minerales ricos en contenido cuprífero, es así como dentro de los más valorados se encuentran la malaquita, la turquesa, la crisocola, el jade, el lapislázuli, la azurita, entre otros; con los cuales fabricaban "cuentas" que hilaban formando hermosos collares, pulseras, pendientes y adornos que pasaban a ser parte de su atuendo de vestir o que los incorporaban dentro de los bienes para intercambio. Un ejemplo de ello son estos dos fragmentos de collares, antes mencionados, los cuales están constituidos por cuentas de crisocola en uno de ellos y en el segundo caso por cuentas de crisocola intercaladas con cuentas de turquesa.

El objetivo de dar a conocer estos objetos es una forma de revalorizar una ínfima parte del legado que nos dejó la Cultura Atacameña y por otra parte, descubrir y admirar el valioso patrimonio que resguarda una de las instituciones museales más antiguas de nuestro país.

Para saber más...

• Berenguer, José

2000 Tiwanaku: Señores del Lago Sagrado. Museo Chileno de Arte Precolombino.

Santiago (Chile).

• Llagostera, Agustín

2004 Los Antiguos habitantes del Salar de Atacama. Editorial Pehuén, 215 p. Santiago

(Chile).

• Torres, Constantino

1984 Iconografía de las tabletas para inhalar Sustancias Psicoactivas de la Zona de San

Pedro de Atacama, Norte de Chile. Estudios Atacameños 7:178-196. San Pedro de

Atacama (Chile).