Una expedición MNHN a la costa de Purranque I
Entre el 17 y 23 de enero, un grupo de investigadores de nuestro museo tuvo la oportunidad de visitar el sector de San Pedro, Región de Los Lagos, ubicado en medio de una de las ultimas áreas relativamente bien conservadas de la cordillera de la costa del centro-sur de Chile.
La expedición fue posible gracias a la invitación de la Oficina de Medio Ambiente de la Ilustre Municipalidad de Purranque, que se encuentra en una campaña para promover y apoyar la investigación científica en un área única en el país, lo que constituye un verdadero ejemplo de compromiso ambiental para con su patrimonio natural, ahora amenazado por la solicitud de concesiones mineras*.
Participaron de esta expedición los entomólogos Francisco Urra y Andrés Fierro, especialistas en Lepidópteros y Coleópteros, respectivamente, y los biólogos marinos del Área de Zoología (invertebrados) Jorge Pérez-Schultheiss y Cynthia Vásquez, quienes se especializan en Crustáceos. El objetivo fue obtener una muestra de la diversidad de invertebrados presentes, con énfasis en los grupos de interés de cada uno de los participantes. Dicho material, que quedará resguardado en las colecciones de nuestro Museo, permitirá aumentar el conocimiento de la biodiversidad de esta apartada zona del sur de Chile.
A continuación, se presenta la primera parte de un breve relato del viaje y algunos de los hallazgos más interesantes de esta expedición.
Inicio de la expedición y colecta en Hueyusca: Luego de viajar durante todo el día desde Santiago, por más de 940 kilómetros hacia el sur y pasar la noche en la ciudad de Purranque, el lunes 18 de enero llegamos hasta el pueblito de Hueyusca, ubicado a 34 kilómetros al oeste, al pie oriental de la cordillera de la costa (ver figura 1). Este pueblo tiene alrededor de 2300 habitantes y se ubica junto a la carretera, inmerso en un hermoso paisaje típico del campo sureño, con praderas y cultivos, interrumpidos por fragmentos de bosque y pequeños riachuelos. Allí, tuvimos nuestro primer encuentro con los tábanos (Scaptia lata), enormes moscas que buscaban a toda costa quitarnos un poco de sangre; ellos serían nuestros compañeros de viaje durante el resto de la expedición. Sin embargo, a pesar de las molestas picaduras (un presagio de lo que vendría!), pudimos visitar la escuela del pueblo, donde pasamos una agradable mañana con los niños de la Escuela de Verano, quienes disfrutaron del programa MUVACO de nuestro museo, participando de dos charlas dictadas por Francisco Urra ("Una mirada a los insectos") y Jorge Pérez Schultheiss ("Diversidad biológica de Chile: más que solo especies"), terminando en una interesante conversación en torno a los temas tratados.
Más tarde iniciamos un recorrido por los alrededores del pueblo con la intención de realizar nuestras primeras colectas. En primer lugar, visitamos algunos de los riachuelos cercanos, donde logramos observar numerosos ejemplares de bagre (Trychomycterus areolatus), una especie endémica de pez gato, que vive oculto entre los bolones del fondo. Además, pudimos colectar algunos ejemplares de un crustáceo conocido comúnmente como Pancora, que no fue posible identificar en terreno, pero que una vez estudiada en el laboratorio determinamos como la especie Aegla hueicollensis, conocida hasta ahora únicamente de riachuelos ubicados al sur de la ciudad de Valdivia, en la Región de Los Ríos. El nuevo registro de esta especie endémica de la cordillera de la costa, actualmente clasificada como "casi amenazada" por el Ministerio de Medio Ambiente, fue nuestro primer hallazgo interesante, al extender la distribución conocida para la especie en alrededor de 90 kilómetros hacia el sur.
Luego, nos dispusimos a buscar un lugar apropiado para realizar una colecta nocturna de insectos. Para ello, Francisco y Andrés seleccionaron un sector al pie de una colina, cubierta por árboles y arbustos dispersos, en las cercanías de un fragmento boscoso. Allí, se instaló una sábana, sobre la que se puso una lámpara, que iba a actuar de atrayente de polillas y otros insectos nocturnos. Sin embargo, esa noche no hubo mucha suerte para los entomólogos, ya que hacía frío, lo que disminuyó notablemente la actividad de los insectos.
Un poco apenados por la escasa colecta entomológica, regresamos a Hueyusca para pasar la noche y prepararnos para la siguiente etapa de nuestro viaje: el cruce de la cordillera de la costa hasta llegar al mar, en el sector de San Pedro.
Continuará...