Peces excepcionales VI, El Megalodón
En la actualidad, existen alrededor de 60 especies de tiburones en las aguas de nuestro país. Desde enormes tiburones ballena a pequeñas pintarrojas, la diversidad de formas y hábitos de estos interesantes habitantes marinos es inmensa. En el pasado, nuestro territorio fue considerablemente distinto a lo que es ahora, albergando formas de vida cuya existencia podemos conocer a través del registro fósil. En el caso de los tiburones, los fósiles más frecuentemente hallados corresponden a sus dientes, que son elementos duros y resistentes, y altamente abundantes debido a que experimentan recambio continuo a lo largo de la vida de un tiburón. En muchos casos, la morfología del diente permite establecer a qué especie pertenecía, y de ese modo conocer un poco más sobre el ambiente del pasado.
En nuestro país, los registros más antiguos de tiburones provienen de la Región de Antofagasta, de depósitos de edad cercana a los 260 millones de años de antigüedad, de la era Paleozoica. A su vez, existen diversas localidades fosilíferas a lo largo de todo Chile, que dan cuenta de la gran diversidad de tiburones que ha existido desde entonces.
De esta amplia diversidad, una de las especies que más ha llamado la atención debido a su gran envergadura es el Megalodón, que habitó los mares entre el Mioceno medio y el Plioceno tardío, desde hace unos 14 millones de años hasta unos 3 millones de años atrás. En Chile se ha reportado su presencia en localidades fosilíferas de la región de Atacama y Coquimbo.
El gigantesco Megalodón (Otodus megalodon) es un tiburón de la familia de los Otodontidae, del Orden Lamniformes, que habría alcanzado los 16 metros de largo en la adultez (Cooper et al., 2020), por lo que es considerado como el mayor megadepredador de entre los tiburones conocidos (Figura 1). Por mucho tiempo se pensó que el Megalodón era un antepasado del Gran Tiburón Blanco (Charcharodon carcharias), debido a similitudes en la morfología dental. Sin embargo, la evidencia actual indica que ambas especies pertenecen a dos familias distintas, que habrían coexistido en el pasado.
Si bien comprender en profundidad la biología y ecología de organismos conocidos sólo a partir del registro fósil es un gran desafío para las científicas y científicos de hoy en día, el estudio de los restos fósiles ha permitido revelar antecedentes conductuales sobre este gigante extinto, como sitios de crianza o "paleo guarderías" donde se reportó una gran concentración de restos de ejemplares neonatos y juveniles (Pimiento et al., 2010). A su vez, los nuevos antecedentes revelados por la ciencia, como son las recientes estimaciones de envergadura del Megalodón, plantean nuevas interrogantes como las adaptaciones asociadas a su gigantesco tamaño, contribuyendo a la continua generación de conocimiento y a una mejor comprensión de nuestro planeta y su historia.