Es reconocido el efecto en general negativo que provoca la introducción de organismos en áreas lejanas de su distribución natural. Con el incremento constante del comercio internacional, el desarrollo de cultivos y la masificación de las actividades relacionadas con el turismo, el riesgo de introducción es cada vez mayor. A nivel mundial se registran numerosas introducciones en diversas áreas geográficas y Chile no está exento de esto

Los casos de nuevas introducciones son más conocidos cuando afectan directamente la productividad y/o el intercambio de productos naturales, o al menos suponen una amenaza en tal sentido. Esto es especialmente válido en relación a cultivos agrícolas y forestales, para los cuales hay muchos ejemplos en nuestro país, existiendo una importante literatura sobre el tema.

Aparte de la connotación económica que pueda tener la introducción de insectos, estos nuevos organismos afectan el equilibrio que han alcanzado las especies nativas; en el caso de Chile esto es de mucha importancia, ya que nuestra fauna de insectos es altamente endémica y sensible a cambios ambientales. Muchos de esos insectos introducidos muestran una conducta muy agresiva en su actividad, actuando con alto grado de oportunismo y con frecuencia alcanzando grandes densidades poblacionales; en ciertas condiciones y casos, pueden mantenerse con altas tasas de recambio lo que evidencia más su presencia y efectos negativos. En otros casos los organismos introducidos alcanzan inicialmente altas densidades, pero ciertas condiciones ambientales bióticas (depredadores, parásitos, etc.) y abióticas (temperatura, humedad, precipitaciones, etc.) van limitando su desarrollo hasta el punto que su presencia es muy poco evidente; este último caso corresponde al de la mariposa de las crucíferas, que al ingresar a Chile hacia 1979 se pensó que destruiría los cultivos de repollo, coliflor y otras plantas, pero ahora es difícil ver ejemplares adultos.

Entre los insectos introducidos a Chile destaca por su agresividad y persistencia Vespula germanica (Fabricius), nuestra conocida avispa chaqueta amarilla; esta especie actualmente es considerada una de las especies más nocivas en nuestro país (http://www.proyectogefeei.cl/estudio-revela-que-en-chile-hay-128-especies-exoticas-invasoras-que-amenazan-la-biodiversidad-del-pais/). Esta especie afecta el turismo, la producción agrícola, la polinización y la biodiversidad; en el primer caso al tratar de aprovechar los alimentos de los veraneantes y especialmente aquellos con alto contenido energético y proteico, además de provocar problemas con su picada, en el segundo caso al consumir frutos y en último término por afectar la polinización (y finalmente la producción en cultivos) ya que depreda sobre abejas y otros insectos nativos. También afecta al ganado con sus picaduras ya que esta avispa generalmente construye sus nidos en el suelo, por lo que el tránsito de animales en sus cercanías provoca la respuesta defensiva de este insecto.

Cabe destacar que esta especie ha sido señalada erróneamente como un híbrido entre abejas africanas y melíferas, siendo que corresponde a una especie distinta de la abeja de miel e incluso pertenecen a familias diferentes.