La introducción de especies vegetales y animales en territorios distintos de los originales es una práctica que se hace voluntariamente por los humanos: clásicamente perros, gatos, palomas, caballares, conejos, cerdos, cabras, ovejas son animales domesticados que son llevados por los humanos de modo de beneficiarse de ellos para sus subsistencia o como animales de compañía, aparte de gatos y perros, aves canoras, estéticamente agradables como loros y otros muchos ejemplos.

Una segunda forma en que se producen introducciones es de manera "natural", la garza boyera es un caso de incorporación relativamente reciente a nuestro país. En otros casos la introducción al ambiente nacional se debe a escapes de animales o semillas de laboratorios, un caso que parece grave es la rana de garras, que parece llevar en sí el hongo quitridium.

Otras veces puede ser accidental. En los talleres del Metro Estación Lo Ovalle, un trabajador llevó al Museo una lagartija que se determinó como Tarentola mauritanica, geco mediterráneo, en 2005, llamó la atención pero dado que no se tuvo otros antecedentes posteriores, se juzgó que era irrelevante y anecdótico. Estos animales llegaron "en los contenedores" en que venían insumos para los carros del metro.

En el primer semestre de este año se tuvieron nuevos antecedentes de la presencia de una gran población de esta especie (no revelaremos el nombre del lugar) y acá documentamos la presencia de este animal en nuestra ciudad, agregándose a la lista junto a otras ciudades como Montevideo, Buenos Aires y Los Ángeles, y prácticamente todas las islas.

No se tienen antecedentes de que esta especie sea dañina, conforme plagas o competidora de las especies nativas, su presencia, ciertamente no es bienvenida, pero es un animal que avanza en su distribución y usa para ellos el más eficiente medio de dispersión actualmente: los mismos seres humanos.

Más información en nuestro Boletín 63: http://issuu.com/mnhn_cl/docs/tr8_2014