Plumas de humo que se elevan en el aire a lo lejos
Así empieza el prólogo de Nathan R. Senner el nuevo libro “Atlas de las Aves Playeras de Chile: Sitios importantes para su conservación” de Julián García Walther, Nathan Senner, Heraldo Norambuena y Fabrice Schmitt. Con un formato de 15x21 cm, de 274 páginas, cubierta envolvente en couche opaco de 300 gramos, páginas interiores en couché opaco de 130 gramos, de la Universidad Santo Tomás.
Este texto es una nueva entrega para los ornitólogos ya formados, aquellos en vías de serlo o para el entusiasta de las aves de las playas. Está profusamente ilustrado con fotografías de paisajes, ejemplares de las aves de interés, ambientes e imágenes satelitales que muestran claramente la zona de interés del libro.
Este interesante libro es básicamente un trabajo científico (un “paper”) con explícitos antecedentes que introducen al lector en una inquietante pregunta (enorme en verdad): “¿cuántas y cuáles aves playeras utilizan las costas de Chile durante invierno boreal?” agregando “¿cuáles son los sitios y hábitat de mayor importancia para ellas?” Tropiezan con el primer problema, qué y cómo hacer para responder a estas preguntas. El texto es una exposición de la aplicación de una metodología sus resultados y conclusiones.
Indagar la historia del estudio de las aves playeras es el primer paso y se destacan los aportes de Myers y Sallaberry, Elier Tabilo. Morrison y Ross fueron los primeros en hacer una recopilación de lugares de importancia de congregación de estas aves, que orientan la investigación.
¿La metodología más útil?, recurrir a los amigos; cada sitio elegido fue clasificado y visitado por voluntarios de la ROC (Red de Observadores de Aves). Los resultados arrojaron un total de 152 especies de aves con 128.000 avistamientos. De estos registros se eligieron treinta especies con 26.000 individuos de charádridos, hematopódidos, recurvirróstridos y escolopácidos.
Los resultados detallados se muestran en dos secciones muy precisas, inteligentemente planeadas y de gran claridad. La primera destaca las especies; para cada una de ellas se despliegan dos páginas, la izquierda con una ilustración de los especímenes con distinto plumaje si este cambia estacionalmente, un ordenamiento taxonómico partiendo por el nombre común, el Orden, la Familia, nombre en inglés y el nombre científico. Un párrafo dedicado a los caracteres importantes de la especie. El uso del hábitat, ya definido previamente en la metodología. Comportamiento, con importantes detalles acerca de la conducta en las playas. Un cuadro de estimados poblacionales. Detalles numéricos de la cantidad de animales. Otro con los sitios cuantitativamente más importantes para la especie y detalles de la distribución no reproductiva. La página derecha muestra un mapa con los detalles de la distribución, con un detalle muy valioso: se destacan los lugares en que la especie es más abundante expresado por discos de distinto color y tamaño.
La segunda parte está dedicada a los sitios de muestreo, detallando las características más relevantes de cada uno de ellos. Destacando las especies más prevalentes.
En la discusión exponen sus respuestas a la preguntas inicial, ¿Cuántas aves playeras hay en Chile?, se estima que 368.000 aves playeras pasan el invierno boreal en las costas de Chile desde Arica hasta el sur de Chiloé.
En cualquier biblioteca este elegante libro será una importante pieza que aporta no sólo conocimiento para las personas no especializadas, sino para el estudioso de estos seres y, para aquellos preocupados por la conservación, este texto entrega datos de primer nivel para la toma de decisiones, planificación territorial y toma de responsabilidades sobre el patrimonio natural de nuestros país.