EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CATEDRAL DE SANTIAGO II
En una nota anterior conté sobre el permiso para excavar en el patio Los Naranjos de la Catedral Metropolitana. Ahora deseo referirme a los resultados obtenidos en las perforaciones de las cuadrículas 1, 2 y 4. Lo primero que llamó la atención es que en las tres calicatas apareció en la pared norte, entre los 25 y 90 cm de profundidad, un muro continuo de piedra. Consultada nuestra especialista en arqueología histórica Claudia Prado nos explicó que para construir la actual Catedral, a partir de 1747, fue necesario nivelar el terreno con una capa de relleno. Además, mostró un mapa antiguo donde aparecía un corredor paralelo a la Catedral. Lo más probable es que el muro encontrado correspondiera al muro exterior de nivelación del recinto y, al mismo tiempo, fuera el límite del corredor que aparecía en el mapa. Aunque este corredor ya no existe, aún quedan en el lugar las bases de piedra de las antiguas columnas de madera.
Es importante señalar que la excavación se fue haciendo lentamente, siguiendo la estratigrafía natural. Todo el material extraído se metió en baldes y se llevó al sector de harneo, donde la tierra fue tamizada por especialistas, separándose todo el material cultural. Apenas se detectaba un cambio en el estrato, se detenía momentáneamente la excavación y se procedía a indicar en una pizarra el nivel y la profundidad del estrato, a tomar fotos, a dejar registro en el cuaderno de campo, a cerrar la bolsa con los materiales obtenidos y a enviarlo al sector de conservación preventiva. De esto hablaremos más adelante.
Todo lo excavado correspondió a restos de relleno histórico, con muchos trozos de tejas, fragmentos de cerámica, loza, huesos de animales, pero muy poco metal y vidrio. Afortunadamente no aparecieron restos óseos humanos, lo que habría obligado a suspender la excavación.
En la cuadrícula 1 apareció, a 150 cms de profundidad, los cimientos de un muro colonial de orientación N-S, anterior a 1747, que cubrió el 80% de la cuadrícula. Con dificultad pudimos profundizar por un costado hasta los 200 cms, debiendo luego abandonar la excavación para no destruir el rasgo arquitectónico. Al menos en este lugar, nuestra pretensión de llegar al nivel incaico quedó frustrada. Entonces: ¿qué hacer?, ¿tapar el agujero o podría tener otra utilidad arqueológica?
De esto y otras cosas hablaremos en la siguiente nota.