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1957, El año en que se evitó un incendio en el museo

Un susto grande:

1957, El año en que se evitó un incendio en el museo

Publicado el 10/09/2018
A propósito de la tragedia ocurrida con el Museu Nacional de Río, nuestro museo también estuvo en riesgo alguna vez por efecto de las llamas. Francisco Garrido, curador del Área de Antropología del museo nos cuenta más.

Era la noche del martes 26 de noviembre de 1957 y un extraño olor llamó la atención del personal de guardia del museo. Era un olor denso enmarañado en una cortina de humo. El olor a combustión había avanzado a lo largo del museo y rápidamente quienes estaban allí procedieron a averiguar desde donde venía. ¿Serían las colecciones?, ¿Alguien habría dejado algo prendido?, ¿sería un atentado? El Museo Nacional de Historia Natural, que para esa época ya tenía 127 años de historia, estaba en peligro y había que actuar de modo urgente para salvar el acervo patrimonial de la nación.

En el año 1930, tres años después del terremoto que asoló Santiago, se había realizado en el museo una instalación eléctrica provisoria, la cual 27 años después aún no había sido actualizada ni reparada por falta de recursos. Su deterioro era evidente y la sobrecarga de los circuitos llevó a inflamar los cables, cuya aislación en esa época era de tela, incendiando un panel eléctrico dentro del edificio. Afortunadamente, el personal del museo logró dar con la causa y actuó a tiempo,  logrando evitar una tragedia irremediable para el patrimonio natural y cultural del país. El director del Museo, señor Humberto Fuenzalida, informó luego de esta situación de amago de incendio a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, insistiendo en la necesidad de tomar medidas urgentes al respecto, las que se materializaron algunos años más tarde en 1960 con la instalación apropiada de un sistema eléctrico definitivo en el museo.


La preocupación por el tema de los incendios en el museo no era una novedad, sino que había comenzado mucho tiempo atrás. De hecho, la vulnerabilidad del edificio era manifiesta por la falta de un sistema apropiado de prevención de incendios. Por ello, desde el año 1899 Federico Philippi, su director, ya comenzaba a solicitar al ministerio fondos para la instalación de grifos, además de un sistema de cañerías, llaves y mangueras para prevenir una eventual catástrofe. Todavía quedaba en la memoria el espantoso siniestro de la Iglesia de la Compañía en diciembre de 1863, el cual había quitado la vida a cerca de 2000 personas y destruido un valioso edificio patrimonial en el centro de Santiago. El Museo Nacional no podía arriesgar a su público ni a sus valiosas colecciones a sufrir tan espantosa pérdida y había que hacer algo.

La insistencia de Federico Philippi tuvo efecto cuatro años más tarde, cuando en 1903 finalmente el ministerio autorizaba una partida de presupuesto para “instalar el servicio de agua potable y de grifos contra incendios en el edificio del Museo Nacional, según los planos y presupuestos formados por la Dirección de Obras Públicas” (8 de abril de 1903). Fue un pequeño, pero visionario triunfo, que permitiría que medio siglo después el museo resistiese aquel terrible amago de incendio y esta institución no pasase a ser un trágico recuerdo en los libros de historia.

Ante la catástrofe ocurrida en Brasil, con el incendio que destruyó totalmente el Museo Nacional de Río de Janeiro y sus colecciones únicas, es importante tomar las medidas adecuadas para la preservación del patrimonio de la nación. Sólo así se asegurará que este sea valorado, investigado y difundido, perdurando para nosotros y las futuras generaciones. Un abrazo de solidaridad a los compañeros de Brasil, deseando que el patrimonio, la ciencia y la historia sigan teniendo un espacio relevante en nuestro aparato institucional y en la sociedad en general.

Referencias

Archivo Administrativo del Museo Nacional de Historia Natural