Bitácora de viaje: Sudáfrica, la cuna de la humanidad
Gracias a una invitación de mi director de Tesis Doctoral, el Dr. Domingo Salazar García y la University of Cape Town, me encuentro realizando, en Comisión de Servicio, una Estadía de Investigación Doctoral en la Ciudad del Cabo, Sudáfrica, uno de mis viajes soñados. Y es que pisar el suelo de Sudáfrica por primera vez y pensar que fue aquí donde surgimos como especie nos hace erizar la piel. No por nada Sudáfrica posee un conjunto de sitios denominados “La Cuna de la Humanidad”.
La región de la cuna de la humanidad está aproximadamente a 90 minutos en auto desde el centro de la ciudad de Johannesburgo, y ha fue declarado en 1999 patrimonio de la Humanidad por UNESCO, siendo uno de los ocho presentes en el país.
La región es, sin lugar a dudas, el sitio más rico del mundo hominini, hogar de alrededor del 40% de los fósiles de nuestros antepasados del mundo. La zona es también el hogar de una diversidad de aves, animales y plantas, algunas de las cuales son raras o en peligro de extinción.
Llegando al lugar sorprende su paisaje ondulante de crestas dolomíticas de piedra caliza, con afloramientos rocosos y las verdes praderas arboladas. La mayoría de los yacimientos están en cuevas o están asociados con afloramientos rocosos o fuentes de agua. Los Sitios corresponden a Sterkfontein, Swartkrans, Kromdraai, el Valle de Makapan y el “Yacimiento del cráneo de Taung”. Como su nombre lo indica, fue en este último donde se halló en 1924 en una cantera de piedra caliza, el célebre cráneo fósil del niño de Taung, perteneciente a un espécimen de Australopithecus africanus. Los fósiles encontrados en las numerosas cuevas arqueológicas del valle de Makapan han permitido identificar diversos ejemplares de los primeros homínidos, en particular de Paranthropus, que datan entre 4,5 y 2,5 millones de años, así como evidencia de la domesticación del fuego hace 1,8 a 1 millones de años.
Dentro de las cuevas de Sterkfontein, los científicos han descubierto muchos homínidos y otros fósiles animales, que datan de más de 4 millones de años, hasta el nacimiento de la humanidad. El más importante y más famoso de estos fósiles son "Señora Ples", un cráneo femenino de 2,1 millones de años de Australopithecus africanus, y "Little Foot" o “pie pequeño”, un esqueleto de Australopithecus africanus casi completo de más de 3 millones de años de antigüedad. Estos fósiles han sido claves para el estudio de los precursores de los seres humanos modernos, el Homo sapiens.
Los hallazgos arqueológicos dentro de la cuna de la humanidad también incluyen herramientas de piedra de 2 millones de años. La más antigua evidencia de uso y manejo del fuego fue hallada en Swartkrans, cerca de las Cuevas de Sterkfontein, es una colección de 270 huesos quemados que revela cómo nuestros antepasados aprendieron a dominar el fuego hace más de 1 millón de años, un desarrollo significativo y una innovación tecnológica temprana. La capacidad de hacer esto nos ha llevado de las habilidades básicas necesarias para mantenernos calientes y cocinar nuestra comida, para poder controlar y aprovechar el poder del fuego hasta el punto de que ahora podemos crear y quemar combustible de cohetes para viajar al espacio exterior.
Los sitios contienen dentro de sus depósitos todos los elementos clave interrelacionados e interdependientes en sus relaciones paleontológicas. Junto con el período homínido de ocupación se encuentra una secuencia de mamíferos fósiles, micro-mamíferos e invertebrados que proporcionan una ventana a la evolución faunística, palaeobiología y paleoecología que se remonta al Plioceno. Este registro ha llegado a desempeñar un papel crucial en el avance de nuestra comprensión de la evolución humana y la aparición de la conducta humana moderna.
La evidencia fósil contenida dentro de estos sitios demuestra concluyentemente que el continente africano es la cuna indiscutible de la humanidad.