El registro fósil, a diferencia de los que algunos opinan, y es completo y cada vez nos entrega detalles interesantes de la evolución de la vida en el planeta. Ya sabemos que muchos dinosaurios tenían plumas, en algunos se ha revelado el contenido estomacal, partes blandas del abdomen y hasta se han generado imágenes por tomografía de cómo serán los cerebros de los dinosaurio, pues bien hoy el turno del ¡primer cerebro fósil de dinosaurio!

En un artículo especial, el cual es descargable gratuitamente en la siguiente página: http://sp.lyellcollection.org/content/early/2016/10/25/SP448.3.full.pdf+html se describe por primera vez un cerebro de dinosaurio. En este caso se trataría de un dinosaurio similar al bien conocido Iguanodon, uno de los primeros dinosaurios en ser descubiertos y nombrados en la historia y uno de los mejores documentados, debido principalmente al hallazgo de más de una veintena de esqueletos articulados en una mina de carbón de Bélgica. .

Hoy, un grupo de investigadores entre los que se encuentra el Dr. David Norman, el mayor conocedor de los iguanodóntidos, anunciaron el descubrimiento de lo que a simple es una piedra grumosa de color lodoso que cabe en la palma de la mano. Esta roca, sin embargo, es el tejido blando de un animal atribuido un tipo de dinosaurio semejante a Iguanodon, de 133 millones de años hallado en Inglaterra. Hasta el momento, los paleontólogos contaban con rellenos internos de cavidades craneales, sin embargo, este es el tejido mismo preservado como fósil. Los investigadores de microscopía electrónica de barrido analizaron el cerebro fosilizado para identificar estructuras como los capilares finos, formaciones de colágeno y membranas que constituían el cerebro en vida. Parte de este tejido está pegado al cráneo.

Pese a registrar esta maravilla de fósil, los investigadores señalan que las interpretaciones sobre hallazgo recién comienzan, sin duda, se necesitará de un tiempo para poder extraer toda la información sobre este descubrimiento. Es similar al caso cuando se registró el primer hallazgo de plumas de dinosaurios no avianos, en la cual algunos científicos, prejuiciosos con esta posibilidad llegaron a pensar que se trataba simplemente de barras de colágeno descompuestas. Por ahora, este cerebro abre toda una posibilidad de búsqueda de aquellos fósiles, que muchas veces parecen ser simple rellenos, a la espera de ser descubiertas nuevas partes blandas.