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Discurso de apertura exposición “Mariposas y Polillas, Colores en Movimiento”

En el marco de la inauguración de nueva exposición:

Discurso de apertura exposición “Mariposas y Polillas, Colores en Movimiento”

Publicado el 25/04/2025
Dr. Francisco Urra, curador del Área de Entomología del MNHN.
Dr. Francisco Urra, curador del Área de Entomología del MNHN.
El pasado 24 de abril el MNHN ha puesto a disposición del público una nueva exposición, “Mariposas y Polillas, Colores en Movimiento”. Les compartimos las palabras del curador de la muestra, Dr. Francisco Urra, curador de la muestra.

Buen día a todos los asistentes, distinguidas autoridades, estimados voluntarios y colaboradores, compañeros funcionarios y colegas investigadores. En mi persona ha recaído el privilegio de darles la bienvenida a la inauguración de nuestra nueva exhibición temporal, “Mariposas y Polillas, Colores en Movimiento”.

¿Por qué una exposición de mariposas y polillas? ¿Qué tienen de especial estos seres? ¿Qué podemos aprender de ellos?

En primer lugar, para bien o para mal, a nadie le resulta extraño advertir la presencia de estos insectos; ya sea moviéndose en el jardín o revoloteando entre las luces, muchos de ellos son fácilmente reconocidos por las personas.

Admiradas o temidas, mariposas y polillas nos han acompañado desde la era del mito. En diversas culturas han destacado como símbolos poderosos, con significados que incluyen transformación, libertad, renacimiento y esperanza; se las ha asociado con la belleza efímera, la alegría y la fragilidad; aunque también con el mal augurio y la muerte. Para los antiguos griegos, las mariposas representaban el psique o alma de las personas; los aztecas las veían como los espíritus reencarnados de guerreros caídos en batallas, mientras que en otras culturas mesoamericanas se las consideraba como mensajeras de los dioses o de los difuntos, portadoras de buenas nuevas o de calamidades.  

Desde la perspectiva de la ciencia, mariposas y polillas conforman el orden Lepidoptera, o lepidópteros en el lenguaje coloquial, insectos que se caracterizan por presentar escamas sobre sus alas. Este orden incluye alrededor de 158.000 especies descritas, correspondiendo al tercer grupo de insectos más diverso que existe, después de Coleoptera y Diptera, o escarabajos y moscas, respectivamente. Para hacerse una idea de tal magnitud de diversidad biológica, tomemos como referencia a la familia Geometridae, un grupo de polillas; sólo esta familia incluye más de 23.000 especies, una cantidad que supera a todas las especies de mamíferos y aves conocidas en el mundo.

Esta abrumadora variedad es el resultado de millones de años de evolución biológica, impulsada por la estrecha relación que estos insectos han establecido con sus plantas alimenticias. Los primeros lepidópteros, pequeños y con mandíbulas, habrían aparecido en el Jurásico temprano, hace unos 190 millones de años. Posteriormente, en el Cretácico, hace unos 100 millones de años, experimentaron una rápida radiación adaptativa que coincidió con la aparición y diversificación de las plantas con flores. Sobrevivieron al evento que extinguió a los dinosaurios no avianos hace 65 millones de años, y en el Terciario temprano, ya estaba presente la mayor parte de las familias que hoy se conocen.

Quizás uno de los rasgos más distintivos de los lepidópteros es la dramática transformación que experimentan durante su ciclo vital. Este fenómeno, conocido como metamorfosis, implica cambios en la estructura corporal desde el nacimiento hasta la adultez. Así, los lepidópteros deben pasar las fases de huevo, larva y pupa antes de convertirse en mariposas o polillas adultas. Las diferencias entre estos estados no son sólo de forma, también de hábitos. Adultos y larvas consumen diferentes fuentes de alimento, por lo que no compiten, mientras que huevos y pupas no se alimentan, permitiéndoles sobrevivir en períodos adversos.

La mayoría de los lepidópteros son herbívoros, es decir, sus larvas se alimentan de vegetales o de sus productos para completar su desarrollo. Debido a la íntima relación con sus plantas hospederas, mariposas y polillas resultan muy buenas indicadoras del estado de conservación de los ecosistemas, en relación con la modificación del hábitat y la contaminación ambiental, pues son especies altamente sensibles a estas perturbaciones. Además, se ha demostrado que estos insectos contribuyen a los servicios ecosistémicos, al actuar como agentes polinizadores y formar parte de las cadenas tróficas, ya sea como herbívoros o como presas de otros animales; otras consumen restos de plantas y animales, contribuyendo al reciclaje de nutrientes en los ecosistemas.

¿Y qué sucede en Chile? En nuestro país se conocen más de 1.600 especies de lepidópteros, de las cuales 200 son mariposas verdaderas, el resto de las especies corresponde a polillas pertenecientes a diferentes linajes. Si bien nuestra fauna de lepidópteros es modesta en comparación a otras regiones del mundo, ésta destaca por su elevado nivel de endemismo, que alcanza el 50%; es decir, la mitad de las especies presentes en Chile sólo habitan acá. Sin embargo, la diversidad de este grupo de insectos en el país está lejos de ser conocida, y al ritmo actual de destrucción de los ambientes naturales, muchas de estas desaparecerán antes de ser descubiertas.

Las principales amenazas que enfrentan las mariposas y polillas, así como una infinidad de otros insectos en el mundo, están relacionadas principalmente con la modificación de sus hábitats, producto de la actividad silvoagropecuaria, los proyectos inmobiliarios y los incendios forestales; la contaminación ambiental y el uso indiscriminado de pesticidas también ponen en riesgo a estas especies. Sólo la protección de los ambientes naturales, la reforestación con especies nativas y el uso racional de los agroquímicos permitirá que continuemos disfrutando de los beneficios que conlleva su actividad, así como también de su belleza. No debemos olvidar que el futuro de los ecosistemas terrestres y el de nuestra propia existencia está ligado inexorablemente a la conservación de los insectos.

Con cerca de mil ejemplares, pertenecientes a unas 600 especies, originarias de América, África y Asia, esta exposición representa sólo una pequeña muestra de la enorme variedad de mariposas y polillas que actualmente se conocen en el mundo. Cada forma y coloración es la expresión de un continuo ajuste del organismo a su ambiente, sometido a presiones de selección natural que moldean el genoma y la morfología de las especies a través de los milenios, resultando en sorprendentes adaptaciones.

Una parte significativa del material exhibido proviene del gentil y desinteresado aporte del Dr. Guillermo Guevara, a quién agradecemos de manera muy especial. El Dr. Guevara fue el principal impulsor de esta iniciativa; con su entusiasmo y excelente disposición logró convencernos y embarcarnos en este proyecto. Respondiendo a su inquietud, y tras dos años de trabajo ininterrumpido, pudimos construir un relato simple y visual, esperando generar asombro y deleite entre los visitantes. 

Extendemos nuestro agradecimiento al Sr. Gerardo Arriagada Santic por su constante apoyo técnico y oportuna gestión; a nuestro voluntario el Sr. David Gajardo; al equipo de Exhibiciones integrado por Grace Vicencio, Milka Marinov, Rodrigo Rebolledo y Richard Faúndez. A nuestros revisores José Ignacio Silva y al profesor Alexánder Otárola, y a nuestros compañeros funcionarios del Museo que han hecho posible esta muestra.

 

Muchas gracias