El Arte de Tejer: Tejidos, Colores y Vegetales (Parte III)
Para nadie es desconocida la belleza y riqueza de diseños que se pueden encontrar en los diversos textiles que ha desarrollado la Cultura Mapuche, desde épocas precolombinas hasta hoy. El conocimiento en su técnica de confección, teñidos de las fibras y la búsqueda de obtención de colores, ha sido traspasado de generación en generación.
No hay que olvidar la importancia de algunos minerales ricos en óxidos de hierro, especies vegetales y un lugar destacado lo ocupa la cochinilla (Dactylopius coccus), insecto originario de México y el añíl (Indigofera suffructicosa Mill), arbusto perenne de la familia de papilionáceas, que han sido el complemento perfecto en el arte de tejer.
La variedad de colores que se pueden encontrar en fajas, ponchos, lamas y trariwes mapuches no es una casualidad, son décadas de experiencia y conocimiento que no pueden quedar en el anonimato y las especies vegetales por años han hecho un importante aporte a esta actividad. Por ejemplo el color Rojo era extraído de las raíces del relbún (Galium hypocarpium (L.) Endl. ex Griseb.) y del corazón descortezado de roble pellín (Nothofagus oblicua (Mirb.) Oerst.), sin olvidar la grana de cochinilla que aunque no es un vegetal, ha tenido un rol fundamental en la obtención de este color. Por otra parte, el Rosado lo conseguían de la corteza del roble pellín y de las raíces hervidas en agua de mar del relbún. Para el color Violeta usaban todas las parte del maqui (Aristofelia chilensis (Molina) Stuntz), además de las hojas y tallos de la romaza (Rumex romassa Remy ex Gay). En el caso del Anaranjado lo extraían del muermo o ulmo (Eucriphia cordifolia Cav.), también recurrían a las raíces de romaza mezcladas con la corteza de roble y en otras ocasiones usaban el líquen (Rocella tinctorea DC.). Para el Marrón utilizaban la corteza del fruto del nogal (Juglans regia L.) y para el color Ladrillo recurrían a la corteza del muermo o ulmo. En el caso del color Beige o leonado usaban todas las partes del boldo (Peumus boldus Molina). Cuando necesitaban el color Amarillo usaban el pingo-pingo o tramontana (Ephedra chilensis C.Presl.), también recurrían a las flores del sacha huasca o toca del Norte (Dolichandra cynanchoides Cham.), al calafate (Berberis microphylla G.Forst.), a todas las partes del Michay (Berberis darwinii Hook.), además de la corteza y hojas del boldo; como al aserrín del Maitén (Maytenus boaria Molina) o a los tallos del voqui blanco (Lardizabala biternata Ruiz & Pav.) y el coihue (Nothofagus dombeyi (Mirb.) Oerst.), entre otros. Para la obtención del Azul usaban los gajos triturados del añil, la flor fina de la romaza y los frutos del maqui y el Celeste lo extraían de la corteza del chilco (Fuchsia magellanica Lam.). En el caso del color Verde era obtenido de las hojas y partes de los tallos del michay, también se utilizaban las hojas y ramas verdes del lingue (Persea lingue (Miers ex Bertero) Nees), o de las hojas y madera triturada del canelo (Drimys winteri J.R.Forst. & G.Forst.), también mezclaban el laurel de Chile (Laurelia sempervirens (Ruiz & Pav.) Tul.) con canelo; otra forma de obtención era a través del aserrín de ñirre (Nothofagus antarctica (G.Forst.) Oerst.), por mencionar algunos. Para lograr el color Café usaban las cortezas del radal (Lomatia hirsuta (Lam.) Diels), del lingue, del maqui, y del arrayán (Luma apiculata (DC.) Burret). En el caso del color Ocre recurrían a la madera triturada de la pitra (Myrceugenia exsucca (DC.) O.Berg) o a la corteza de Ulmo o muermo (Eucryphia cordifolia Cav.). Para el Gris utilizaban los frutos del churqui o espinillo (Acacia caven (Molina) Molina), además del lingue y las hojas de chilco (Fuchsia magellanica Lam.). El color Plomizo lo obtenían de las raíces y tallos de la nalca o pangue (Gunnera tinctoria (Molina) Mirb.), otra posibilidad de obtención era a través de las hojas y tallos de la romaza, también se mezclaban las cáscaras del roble pellín con barro negro o se extraía de los gajos de la chilca (Baccharis scandens (Ruiz & Pav.) Pers.). Y para el color Negro usaban las raíces y el tallo del pangui; otra alternativa era el cochayuyo carbonizado (Durvilea antarctica) y la corteza del voqui negro (Muehlenbeckia hastulata (Sm.) I.M.Johnst.).
Esta tercera parte y final del arte de tejer, la queremos ilustrar con algunas fotografías tomadas a una lama y a una faja de la colección etnográfica de textiles mapuches (foto de portada) que resguarda el Museo Nacional de Historia Natural. La finalidad de realizar estas tres notas denominadas el arte de tejer es tan sólo para refrescar nuestra memoria y seguir admirando y valorando el valioso patrimonio que nos ha aportado la Cultura Mapuche a través de los tiempos.