El Camino del Inca en Atacama
El Camino del Inca o Qhapaq Ñan fue la obra de infraestructura más extensa del Estado Inca, que se postula tuvo una magnitud aproximada de unos 30.000 kilómetros. Gracias a este camino fue posible extender el imperio desde el sur de Colombia hasta Chile central, vinculando a múltiples sociedades y grupos étnicos. El punto de origen del Qhapaq ñan estaba en el Cuzco, ciudad que fue la capital imperial de los Incas. Desde allí partían los caminos hacia las 4 provincias del imperio o suyus.
Nosotros vivimos en lo que fue la provincia sur del imperio, denominada por los Incas como Collasuyu. En el norte de Chile, el camino cruza el desierto más árido del mundo y por ello fue muy importante proveer de agua y alimento a los viajeros. Para ello se dispuso de una serie de puestos de aprovisionamiento denominados tambos, en los cuales se podía descansar y además se controlaban los asuntos administrativos de los territorios aledaños. En muchos de los tambos también hubo plazas en donde se reunía a las poblaciones locales y se brindaba con chicha y se ofrecía alimento en ceremonias destinadas a establecer relaciones políticas con los líderes locales, para asegurar su alianza con el imperio.
Los Incas manifestaron un particular interés en los productos mineros del norte de Chile como es el caso de la metalurgia del cobre, para lo cual establecieron diversos centros productivos, incluyendo minas y fundiciones de metal. Las poblaciones locales antes del Inca manejaban ya la tecnología de producir bronce a partir de cobre y arsénico, pero los Incas expandieron en la región la tecnología del bronce con estaño, cambiando parcialmente el modo de producción anterior. Con bronce produjeron la mayoría de sus bienes de prestigio, pero también utilizaron en menor medida el oro y la plata para producir figuras que se utilizaron en rituales sagrados. A pesar del control incaico, las poblaciones locales también hicieron uso del camino Inca para otros fines. En algunos casos como por ejemplo al norte de Copiapó, mineros de pequeña escala utilizaron el camino para transportar e intercambiar su producción de cuentas de collar de turquesa y colorantes rojos producidos a partir de óxido de hierro, pero de modo autónomo sin pasar por el control de los tambos incaicos.
También los cronistas Inca Garcilaso de la Vega y Felipe Guamán Poma de Ayala nos hablan de que, a pesar del control y orden Inca, ciertos caminos eran peligrosos por la presencia de "salteadores" locales que atacaban a la gente y a los funcionarios Incas, disturbando el normal tráfico en ellos.
Por su importancia histórica y el legado cultural que ha dejado hasta nuestros días, el Qhapaq Ñan ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. Su permanencia es muy frágil debido al paso del tiempo y la acción humana contemporánea, donde ha habido muchos daños por proyectos mineros, construcción de carreteras y vandalismo. Por ello es nuestro deber protegerlo y preservarlo para las futuras generaciones.