El cortejo en dinosaurios
Hoy sabemos que las aves son un tipo de dinosaurio y como tales heredaron diferentes costumbres de sus ancestros más basales. Uno de los aspectos más llamativos que caracterizan a las aves modernas, tiene que ver con el complejo comportamiento de apareamiento. Desde la exhibición de vistosos plumajes, como por ejemplo las aves del paraíso, hasta los intrincados bailes y construcciones de nidos, los que incluyen alucinantes diseños de antejardín.
Este mismo patrón de complejidad social, en el cortejo, se ha inferido en los dinosaurios no avianos. Esto a partir de crestas ornamentales de algunas especies de dinosaurios, como por ejemplo los hadrosaurios, cuerno, golas y domos en marginocéfalos, placas y espinas en estegosaurios y anquilosaurios. Muchas de las estas estructuras, que originalmente se vieron sólo como estructuras de defensa debieron jugar un rol importantísimo en la comunicación social entre dinosaurios a nivel de la misma especie. Se piensa, por ejemplo, que muchas crestas de hadrosaurios (que no son más que el hiperdesarrollo de los pasajes nasales y antiguamente se pensaba eran esnórquel para el buceo) pudiesen servir para emitir sonidos a manera de cámaras de resonancia. La compleja organización de estas estructuras, las que variaban de forma y tamaño dentro de la misma especie, y la compleja elaboración de nidos de los mismos hadrosaurios parecen confirmar esta hipótesis.
Patrones intrincados de crestas también han sido hallados en los dinosaurios terópodos, de donde provienen las aves. Seguramente estas crestas debieron lucir coloridos tonos y debieron de cambiar de color dependiendo de la intimidación a posibles rivales del grupo o bien para el cortejo mismo.
Lamentablemente, por ahora, no sabemos cómo eran los rituales en sí. Podemos inferir que algunos debieron danzar entorno a la pareja, moviendo sus alas, como lo hacen los avestruces actuales o bien exhibiendo notables abanicos plumíferos como los pavos reales. No es de extrañar que animales como el Tyrannosaurus danzaran de una forma similar utilizando sus enormes patas traseras, además sabemos que los ancestros del Tyrannosaurus eran emplumados, por lo que no es de extrañar que este enorme depredador también moviera algunas plumas relictuales en sus diminutos brazos al son de cortejo Mesozoico.