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Guan Gong y los chinos en la Guerra del Pacífico

Nota Área de Antropología:

Guan Gong y los chinos en la Guerra del Pacífico

Publicado el 20/09/2023
Figura 1: Culíes trabajando en la minería en San Francisco en la década de 1850.
Francisco Garrido (MNHN), Carol Chan (Universidad Mayor), María Montt y Elvira Ríos (Pontificia Universidad Católica de Chile) nos cuentan más sobre Guan Gong, la divinidad china que es el centro de la última exhibición temporal del MNHN. Esta vez, su presencia entre los combatientes chinos en la Guerra del Pacífico.

Un día 11 de enero de 1881, Quintín Quintana, comerciante chino de Ica, puerto del sur del Perú, sería el principal oficiante de una ceremonia muy especial. En un templo improvisado en la Hacienda San Pedro de Lurín, suburbio del sur de Lima, unos 400 a 1000 chinos participaron en un juramento de lealtad hacia él y al ejército de Chile, en momentos previos a la ocupación de Lima, uno de los sucesos más controversiales de la Guerra del Pacífico.

Los chinos en Perú, así como en varias otras partes del continente, llegaron como mano de obra para trabajar en plantaciones de algodón, azúcar y también para la minería (Figura 1). Sus contratos abusivos los mantenían en un estado de servidumbre y deuda, viviendo en condición de precariedad, lo que ha sido descrito como de semi-esclavitud; eran los llamados “culíes”. Sólo algunos habían alcanzado un mayor estatus y se podían dedicar al comercio.  Durante el caos de la guerra, muchos decidieron rebelarse contra su situación y formaron una alianza con los chilenos en la Guerra.

Figura 1: Culíes trabajando en la minería en San Francisco en la década de 1850.
Figura 1: Culíes trabajando en la minería en San Francisco en la década de 1850.

Patricio Lynch, el general chileno a cargo de las acciones bélicas relacionadas con la campaña de Lima, había reclutado muchos de los chinos que trabajaban en los territorios ocupados, quienes cumplían funciones de apoyo al ejército, especialmente en cuanto al traslado de heridos y desconexión de minas explosivas. Ellos constituían lo que se ha denominado “batallón Vulcano”.

El comerciante Quintín Quintana se había convertido de modo improvisado en su líder. En Lurín (Figura 2), antes de la toma de Lima, se realizó un juramento de lealtad liderado por Quintana, en un altar rodeado de banderas chinas de la dinastía Qing y una chilena; la figura central de este altar era la divinidad conocida como Guan Gong. Frente a él, se procedió a degollar un gallo y mezclar su sangre con agua para darle a beber de ella a todos los asistentes, como una forma de jurar alianza hacia Quintín Quintana, hacia el ejército, y entre ellos mismos. Esta ceremonia fue descrita por varios reporteros, dejando un relato testimonial de aquel evento.

Figura 2. Campamento militar en Lurín, enero 1881 [al extremo derecho estaría Quintín Quintana]; Díaz y Spencer; Colección Museo Histórico Nacional. No existe, a la fecha, otra foto autenticada de Quintín Quintana.
Figura 2. Campamento militar en Lurín, enero 1881 [al extremo derecho estaría Quintín Quintana]; Díaz y Spencer; Colección Museo Histórico Nacional. No existe, a la fecha, otra foto autenticada de Quintín Quintana.

Guan Gong es una divinidad que encarna a un antiguo general que vivió unos 1800 años atrás, durante fines de la dinastía Han, pero su legado como ente protector ha continuado por generaciones en las comunidades del sur de China y en los grupos migrantes de dicho territorio y que se hallan en todas partes del mundo. Es por ello que en la Guerra del Pacífico los chinos del Perú lo veneraban, sobre todo ante la precariedad de su vida y situación laboral. En otro episodio de la guerra luego de la campaña de Lima, nos encontramos con un nuevo escenario en donde se menciona la figura de Guan Gong.

Después de la toma de la capital, muchos hacendados peruanos huyeron con el fin de escapar del conflicto y de la acción del ejército. Los chinos que trabajaban en las haciendas quedaron solos, pero en ese momento se generaron nuevos conflictos con las poblaciones afrodescendientes; una batalla entre dos grupos oprimidos que buscaban sobrevivir dentro del caos de la guerra. En el valle de Cañete, al sur de Lima, el conflicto fue brutal. Hubo muchos muertos y los chinos se refugiaron en las instalaciones del ingenio de azúcar de la compañía inglesa Swayne & Co. con el fin de sobrevivir. Tomando tubos de las calderas y maquinaría de la empresa, hicieron improvisados cañones para defenderse.

Figura 3. “Quintín Quintana tomando a sus paisanos el juramento del gallo.- (Histórico)”; el texto que le acompaña dice “[…] Damos hoi un dibujo que representa al célebre cabecilla en el momento de perorar, copa en mano, a sus compatriotas, excitándolos a jurar fidelidad a la bandera de Chile.” Diójenes (Santiago, Chile), año 1, número 29, 6 de agosto, 1884.
Figura 3. “Quintín Quintana tomando a sus paisanos el juramento del gallo.- (Histórico)”; el texto que le acompaña dice “[…] Damos hoi un dibujo que representa al célebre cabecilla en el momento de perorar, copa en mano, a sus compatriotas, excitándolos a jurar fidelidad a la bandera de Chile.” Diójenes (Santiago, Chile), año 1, número 29, 6 de agosto, 1884. 

Luego de la llegada del coronel Enrique Baeza del batallón Victoria, las cosas se calmaron y los chinos se unieron a sus camaradas que ya eran parte del ejército chileno. Según una noticia de El Mercurio con fecha del 23 de septiembre de 1881, el coronel Baeza habría enviado a Benjamín Vicuña Mackenna “un ídolo de la China, esculpido en una sola pieza de madera y que representa al Dios de la guerra de los chinos”. Y sigue la nota: “Este noble objeto de arte y de superstición fue traído de Cañete por el señor comandante don Enrique Baeza y por pedido especial de los tres o cuatro mil chinos que se retiraron de ese valle junto con el batallón Victoria. Refiere el señor Baeza que los chinos se arrojaban al suelo profiriendo las exclamaciones de mayor dolor al tiempo de separarse de su dios, y no estuvieron contentos hasta verlo seguro a bordo y libre de la profanación…”

¿Será dicho Guan Gong aquel que tenemos en nuestro museo? No lo sabemos con certeza. El de nuestra colección fue donado por Wenceslao Díaz en 1882, pero él era el médico personal de Benjamín Vicuña Mackenna. Es posible que sea la misma figura, pero si no, podría quizá ser otro Guan Gong de los chinos del Perú, durante aquellos tiempos de caos y conflicto.

Nota: La exposición contó con el apoyo del Núcleo Milenio Impactos de China en América Latina (ICLAC), http://www.iclac.cl, y los proyectos ANID Fondecyt 11200270 y 11200151.

 

Referencias:

 

Tinsman, H. (2018). Rebel coolies, Citizen warriors, and sworn brothers: The Chinese loyalty oath and alliance with Chile in the War of the Pacific. Hispanic American Historical Review, 98(3), 439-469.

Tinsman, H. (2019). Narrating Chinese massacre in the South American war of the Pacific. Journal of Asian American Studies, 22(3), 277-313.