¿Hubo un fin del imperio Inca?
¿Podemos hablar del fin del imperio Inca? Sí y no.
Por una parte, sí, en cuanto la estructura política imperial incaica colapsó con la invasión española. Cuando un imperio colapsa como en el caso Inca o Azteca, desaparece su cabecera política, pero su gente sigue ahí. En el caso andino, la población multiétnica que estuvo bajo el dominio Inca perduró. Incluso muchas de sus autoridades y líderes continuaron ejerciendo su poder en el mundo colonial español. Muchos señores étnicos Inca mantuvieron su prestigio y linajes durante la colonia, manteniendo cierto nivel de riqueza y poder. De la forma que pudieron hicieron uso de los medios disponibles de protección legal, e incluso algunos viajaron hasta España a buscar justicia en las cortes reales.
A pesar del mestizaje y la opresión del tributo colonial, la presencia del pasado incaico se mantuvo en el tiempo, incluyendo además diversos elementos de su cultura material. Por ejemplo, el vaso kero que tenía un rol social relevante para brindis ceremoniales, continuó en uso en época colonial, pero incorporando una nueva decoración híbrida que sirvió como un refugio de memoria. Lo mismo pasó con los quipus, aquellos instrumentos de contabilidad y censo formados de cuerdas y nudos, que fueron mantenidos por muchas comunidades para llevar registro del tributo. Hasta el día de hoy existen numerosas comunidades andinas que los preservan como objetos de alto valor simbólico, aunque lamentablemente se ha perdido el conocimiento de cómo leerlos y cómo "escribir" en ellos.
¿Cuándo sucedió el colapso imperial Inca? Es una pregunta que también tiene dos respuestas. Por una parte, tenemos la llegada de Francisco Pizarro al Perú, quien captura al emperador Atahualpa en 1532 y le da muerte en 1533. Esto produce el inicio del desmembramiento de la jerarquía política del imperio Inca en la capital y en muchas provincias, pero Atahualpa fue sucedido por otros gobernantes. El siguiente fue Manco Capac, quien al principio fue aliado de los españoles, pero luego se rebeló contra ellos y casi logra expulsarlos del Cuzco, la capital incaica. Dicha rebelión comenzó en 1536, aprovechando que Diego de Almagro, originalmente aliado de Pizarro, andaba por ese entonces en las lejanas tierras de Chile buscando imaginarias riquezas en oro que jamás encontró. Utilizando como ventaja la división de los españoles, Manco Capac luchó por casi dos años por el control de la ciudad del Cuzco, pero finalmente tuvo que replegarse hacia las tierras del este. Sería entonces que, buscando refugio en los llanos orientales de los Andes, Manco Capac fundaría Vilcabamba como la nueva capital del estado Inca.
Tras la muerte de Manco Capac durante un enfrentamiento con los españoles, fue sucedido por su hijo Sairy Tupac en 1545. Como era costumbre para los gobernantes, la momia real de Manco Capac fue preservada en Vilcabamba, siendo fruto de veneración y honores, ya que la muerte física no era concebida como el fin de la agencia y poder de un gobernante. Años más tarde en 1558, después de una negociación con el virrey español, Sairy Tupac decidió bautizarse y cambió su nombre a Diego. A cambio de reconocer la autoridad del rey de España se le dieron importantes tierras en la región de Yucay, pero murió de modo repentino en 1561. Ante eso y las sospechas de un envenenamiento, su hermano Titu Cusi Yupanqui toma el poder y siguió manteniendo la resistencia ante los españoles con un gobierno Inca independiente.
Después de algunos años de intentos de negociación española y la presión ante una posible invasión, Titu Cusi decide hacer un nuevo trato con el gobernador Lope García de Castro; él acepta convertirse al catolicismo y recibir sacerdotes en sus tierras, pero sin perder su independencia política. Luego de su muerte en 1571 por una enfermedad, hubo presunción de que los sacerdotes católicos podían haber intervenido y por ende se inicia una nueva rebelión en la zona. Esta vez sería liderada por otro de sus hermanos, llamado Tupac Amaru.
Tupac Amaru fue el último gobernante Inca independiente hasta 1572. Después de varias batallas contra las fuerzas del virrey Francisco Toledo y antes de que los españoles entraran a Vilcabamba, Amaru decide quemar la ciudad y escapa con los sobrevivientes. Desafortunadamente fue capturado y luego decapitado por los españoles en la plaza del Cuzco frente a una gran multitud. Su nombre y memoria perduraría en el imaginario indígena andino, siendo así que cerca de tres siglos después, su legado sería retomado por un nuevo líder indígena, Tupac Amaru II, que comandaría una de las más grandes rebeliones en la región, desafiando el dominio del imperio español en los Andes, pero eso es otra historia…