La aljaba yámana
La Aljaba o carcaj yámana, también denominado hílix en su lengua, era construida principalmente con el cuero más duro de los pinnípedos (Otaria sp), por ser más resistente; pero era más apreciado confeccionarlo en cuero de nutria por la belleza de su pelaje. La aljaba tiene forma de bolsa alargada y estrecha a la que se le colocaba un lazo que servía para colgarlo. Para obtener esta forma se cortaba un trozo de cuero rectangular alargado, luego se superponían los dos bordes más largos y los cosían. El fondo lo hacían con un trozo ovalado que unían al trozo anterior. La aljaba alcanzaba un ancho aproximado de 15 cm y era más larga que las flechas, para que éstas no sobresalieran, evitando de este modo, que se quebrasen. Al introducirlas en el carcaj, las colocaban una a una con la punta hacia abajo. Cuando era necesario, las tomaban por el extremo del asta entre las plumas, con los dedos índice y pulgar, y las colocaban de inmediato en el arco.
Esta breve descripción puede aplicarse también a la aljaba de los Selk'nam, aunque ésta es un poco más larga y ancha.
Los yámana orientales sólo conocieron la aljaba de cuero, mientras que los del centro y occidentales a menudo la fabricaban con dos trozos de corteza que unían a través de una costura hecha con tiras de fibra de madera o barbas de ballena, como las utilizadas en la fabricación del cubilete de corteza que servía para sacar el agua de la canoa. Aunque estas aljabas reciben el mismo nombre (hílix) que las de cuero, éstas son menos durables y de menor resistencia.
El Museo Nacional de Historia Natural conserva, entre sus colecciones patrimoniales, una aljaba Selk'nam (Ona), confeccionada en cuero de lobo marino.