La calabaza en cerámicas precolombinas
La creatividad y el arte que se puede observar en diversos objetos precolombinos son muy variados. En esta oportunidad queremos mostrar tres ejemplos de cerámicas con formas de calabazas, de la familia Cucurbitacea; uno es del Periodo Alfarero Temprano de Chile Central (200 -1200 d.C.) y dos de la cultura Chimú (900-1400 d.C.) en la costa del Perú.
Tal vez lo primero que debemos mencionar es el significado de la palabra fitomorfa, vocablo utilizado en la arqueología para explicar la forma de un fruto, tubérculo o plantas que se pueden encontrar representados en algún artefacto o cerámicas de culturas precolombinas.
En Chile Central desde el Periodo Alfarero Temprano, en el Complejo Cultural Bato (200 a 1200 d.C) y en el Complejo Cultural LloLleo (400 a 1200 d.C.), diversas investigaciones han encontrado evidencias del cultivo de plantas, dentro de las cuales se pueden mencionar vestigios de Quinoa de nivel de mar (Chenopodium quinoa Willd.), Maíz de la variedad curagua (Zea mays L.), Calabaza (Legenaria spp. Ser.), Zapallo (Cucurbita spp.), Poroto (Phaseolus spp., Phaseolus vulgaris L.) por mencionar algunos ejemplos (Planella et al., 2014).
También podemos decir que estos grupos Bato y Llolleo fueron evolucionando en el tiempo, es decir, no sólo se vio un progreso en sus prácticas funerarias y en ciertas características de sus vasijas, sino también en el cultivo de nuevos productos que incorporaron a su alimentación. Dicho esto, se puede observar un desarrollo en la fabricación de sus artefactos y el primer ejemplo de esta nota, corresponde a una cerámica de Chile Central, cuya ubicación temporal estaría estimada en el Periodo Alfarero Temprano entre 300 - 900 d.C. de la zona del litoral de nuestro país. Esta hermosa cerámica representa una calabaza de línea muy estilizada y pulida que permite identificarla con claridad y es parte de la colección “Mayo Calvo” que resguarda el Museo Nacional de Historia Natural (Figura 1).
Un segundo ejemplo corresponde a una cerámica perteneciente a la cultura Chimú, que se desarrolló en las costas peruana (1100-1470 d.C.), cuya representación es mucho más elaborada y con grandes detalles no sólo de la calabaza en sí, sino también de la figura zoomorfa que la acompaña (Figura 2). Y un tercer ejemplo de este tipo, es una calabaza, cuyo cuello está constituido por una figura antropomorfa cubierta de mazorcas de maíz. Probablemente este objeto también pertenezca a la cultura Chimú, por sus características de forma y color. Sin embargo, no existe una asociación cultural específica debido a la falta de información. Pero, sin importar su filiación o data, no queremos dejarla en el anonimato ya que posee una gran belleza estética, con variados detalles tanto de la calabaza como de las mazorcas de maíz. Así como estos tres ejemplos, podemos encontrar muchos más.
El objetivo de mostrar estos bienes patrimoniales resguardados en el Museo Nacional de Historia Natural, es sólo para tener presente que en el pasado hubo grupos culturales con un gran desarrollo tecnológico, capaces de representar en diversos objetos, los recursos naturales que poseían. Y por otra parte, mostrar la sensibilidad artística y estética, que para su época, es digno de destacar.
Para saber más...
Planella, M.T.; F. Falabella; C.Belmar y L.Quiroz
2014 Huertos, chacras y sementeras. Plantas cultivadas y su participación en los
desarrollos culturales de Chile central. Revista Española de Antropología
Americana, 44 (2), p. 495-522.