Los misteriosos Esfíngidos
A nadie le ha resultado indiferente la abundancia de polillas durante esta primavera. Como se señaló en notas anteriores, la lluvia y las altas temperaturas favorecen la proliferación de estos insectos, que se sienten atraídos a las luces de nuestros hogares.
Dentro de la variada gama de lepidópteros nocturnos que nos visitan, los esfíngidos (familia Sphingidae), están entre los más espectaculares, por su forma y tamaño. Esta familia reúne cerca de 1.500 especies en todo el mundo, concentrándose la mayor diversidad en las áreas tropicales.
Estas polillas se caracterizan por tener un cuerpo fusiforme robusto, ojos prominentes, alas anteriores estrechas y aguzadas, y alas posteriores más cortas. El vuelo es generalmente rápido y pueden permanecer suspendidas en el aire para alimentarse del néctar de diversas flores, usando su larga probóscide (espiritrompa). Debido a este comportamiento, también reciben el nombre de picaflores nocturnos. Cuando están en reposo, las alas suelen mantenerse planas y dirigidas hacia atrás. Muchas especies son crepusculares o nocturnas, pero se ha observado que algunas también se alimentan de día. Unas pocas especies son exclusivamente diurnas.
Las larvas de los esfíngidos son grandes y robustas, pero inofensivas; generalmente carecen de pelos o tubérculos y tienen tres pares de patas torácicas y cinco pares de falsas patas o espuripedios en el abdomen. La mayoría de las especies presentan un apéndice dorsal con forma de cuerno, ubicado en el extremo posterior del cuerpo, sobre el octavo segmento abdominal. Esta estructura sólo es disuasiva, pues la oruga es incapaz de pinchar o inocular veneno con ella. En muchas especies, las larvas se alimentan de hojas tiernas de plantas tóxicas como solanáceas y euforbiáceas.
En Chile, la familia Sphingidae está representada por 15 especies, siendo las más conocidas el monroy del tomate (Manduca sexta (Linnaeus)), cuya larva también consume palqui, tomatillo, papa y tabaco, entre otras plantas; y el monroy de la vid (Hyles annei (Guérin-Méneville)), cuya larva se alimenta de las hojas de esta planta introducida y de algunas solanáceas silvestres. A pesar de su gran tamaño, las larvas de estas polillas rara vez se convierten en plagas agrícolas, pues son controladas eficazmente por sus enemigos naturales, entre los que se cuentan pequeñas avispas parásitas (Hymenoptera).