Momias Chinchorro: un ejemplo de la desprotección del patrimonio arqueológico nacional
Mucho revuelo ha causado en las redes sociales la publicación de la periodista y fotógrafa Evelyn Pfeiffer de una serie de fotografías de restos humanos disturbados, supuestamente una momia de la cultura Chinchorro, en la Costa de la quebrada de Camarones (Región de Arica y Parinacota). Estamos hablando específicamente del sitio arqueológico Camarones 15-A y los restos de la momia disturbada por sus características y las características del sitio corresponde al Periodo Prehispánico Formativo (A. Romero, comunicación personal, 11 de abril de 2016), es decir no es una momia chinchorro, sino que corresponde al período que le precede y pertenecen a los primeros agricultores. Tampoco corresponde a una momia completa, sino a un cráneo ya extraído desde su contexto original ¿Es menos grave entonces que esta momia haya sido desenterrada? La respuesta es un rotundo NO. Sin embargo para comprender el fenómeno debemos mirar el problema de forma más global.
El Norte Grande como zona natural comprende las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y el norte de la Región de Atacama, se caracteriza por la presencia del desierto más árido del mundo. A pesar de las dificultades que representa para el hábitat humano el norte grande de Chile albergó numerosas y ricas culturas antes de la llegada de los españoles. Gracias al desierto y la salinidad del suelo se preservan hasta el día de hoy gran parte de lo que fueron, no sólo sus cuerpos momificados, también sus vestimentas, peinados, adornos, las ofrendas que dejaron para ellos en sus tumbas, además toda la cultura material relacionada a sus vidas: alimentos, tecnologías, arquitectura, redes viales, manifestaciones artísticas, etc. Son las huellas de nuestro pasado prehispánico y nuestra herencia cultural de la que todos debiéramos sentirnos descendientes.
Si bien el desierto los conserva, son muchos los agentes que atentan contra la preservación del patrimonio arqueológico, algunos agentes naturales como la acción eólica (viento), el movimiento de las placas (temblores), deflación (viento y gravedad) y la ocurrencia de huaycos (arrastre aluvional), entre otros. Sin embargo es el factor antrópico (acción humana) el principal agente de alteración de los sitios arqueológicos. Ya sea por desarrollo económico (minería, agricultura, energía, etc.), por infraestructura (edificaciones y caminos), actividades recreativas (Rally, Turismo no controlado) o por acciones individuales, el patrimonio arqueológico nacional se pierde irremediablemente y somos todos responsables.
La región de Arica y Parinacota es una de las regiones más ricas en yacimientos arqueológicos (3300 registros a la fecha) y dado que las áreas donde vivieron y enterraron a sus muertos en el pasado son las mismas donde la gente continúa viviendo, es muy frecuente que cada vez que alguien en la ciudad de Arica realiza una construcción, hace reparaciones en las calles y plazas o simplemente amplía la casa, se encuentre con algún hallazgo arqueológico. Esto mismo pasa en quebradas y valles, donde las construcciones de caminos o las extensiones de áreas de cultivo, por dar un par de ejemplos, destruyen irremediablemente gran parte de los sitios arqueológicos. Estas intervenciones contribuyen también a revelar los sitios cementerios atrayendo a huaqueros (saqueadores de tumbas) o visitantes curiosos ávidos de encontrar momias y souvenires. El huaqueo tiene como finalidad el comercio ilegal de especies arqueológicas generalmente para su venta a coleccionistas privados (Silva-Pinto y Salazar-García 2015), el visitante ocasional en cambio ni siquiera tiene conciencia del valor patrimonial y la fragilidad de los sitios arqueológicos, ocasionando con su curiosidad "sin quererlo" la pérdida irremediable de su propio pasado.
El caso denunciado por Evelyn Pfeiffer es sin lugar a dudas el mejor ejemplo de esto último, mucha de la promoción que se le ha hecho a las momias Chinchorro y a la comuna de Camarones como hábitat de los Chinchorro atrae a gran cantidad de personas anhelantes de visualizar momias, pero entendámoslo bien, Camarones no es un museo de sitio y por tanto el objetivo de esta promoción no es mostrar momias Chinchorro si no dar a conocer el ambiente natural donde los Chinchorro vivieron y murieron. Con este fin se elaboró el 2012 un Plan de Manejo (a cargo de la Universidad de Tarapacá y la Municipalidad de Camarones) para la protección y difusión de las evidencias arqueológicas a través de un Parque Arqueológico, que podría ser implementado por la Municipalidad de Camarones incluyendo senderos de tránsito, señaléticas e información. Mientras el Parque Arqueológico no se implemente, lamentablemente seguiremos viendo fotografías como las de Evelyn.
Quienes hemos vivido e investigado en la región sabemos de primera mano la gran labor que realiza Consejo de Monumentos Nacionales y su arqueólogo asesor el Sr. Álvaro Romero, con quien he participado del salvataje de otras momias en riesgo de ser destruidas. Sin embargo, todos los esfuerzos son insuficientes si no existe una política desde el Estado chileno de protección del patrimonio regional y nacional que permita diseñar estrategias que presenten los sitios en riesgo, analice los peligros, priorice las acciones e involucre en cada una de estas acciones la participación de la comunidad. ¿Cuáles son las acciones concretas que podemos implementar como ciudadanos para disminuir el daño al patrimonio arqueológico?
- Frente a un hallazgo arqueológico dar cuenta inmediatamente a Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). Mail: info@monumentos.cl
- Si se trata de restos humanos es importante dar aviso también a la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) o Carabineros.
- Nunca intervenir un sitio arqueológico, la información que podemos extraer depende del contexto, cuando lo alteramos esa información se pierde para siempre.
- En caso de presenciar o sospechar de acciones de huaqueo o destrucción del patrimonio arqueológico informar a PDI y CMN (info@monumentos.cl).