Nidos de dinosaurios y cuidado parental
El cuidado parental de las aves es por mucho una de sus cualidades más llamativas. Sin embargo, este notable rasgo de su comportamiento fue evolucionado millones de años antes por dinosaurios y sus parientes más lejanos los cocodrilos. Podemos saber que las aves y cocodrilos cuidan a sus descendientes pero ¿Cómo se dedujo por primera vez que los dinosaurios fueron buenos padres? Esta pregunta nos lleva a finales de la década de los 70 del siglo pasado cuando el paleontólogo estadounidense Jack Horner descubriera los restos de decenas de huevos, cáscaras e individuos juveniles, asociados a esqueletos adultos, de una especie que llamó Maiasaura (que significa la buena madre lagarto). Horner se dio cuenta que los maisaurios volvían cada año a fabricar nidos en el mismo lugar luego que constatara que el yacimiento estaba compuesto por capas de huevos pisoteados alternados con capas de sedimento, estos eventos de sedimentación señalaban el periodo que ocurría entre una nidada y la otra. Es decir, estaba en evidencia un ciclo estacional en la que los dinosaurios ponían sus huevos donde, seguramente, había mejores condiciones para la puesta. Casos semejantes ocurren en la actualidad con muchas aves que poseen fidelidad a los sitios de nidificación y donde es posible ver sus antiguas capas con cáscaras de huevos.
Los nidos eran básicamente agujeros de barro circulares los cuales estaban separados unos de otros casi a la misma distancia del largo total de un maiasaurio adulto. Por otra parte, los huesos de las crías no estaban lo suficientemente desarrollados como para permitirles la dependencia de los adultos por lo cual los maiasaurios adultos debieron regurgitar bayas u otras hierbas para dárselas de comida, lo que supone un complejo grado de interacción de estos animales que hasta entonces se creía debían abandonar los huevos a su suerte tal como ocurre con las tortugas marinas.
Los nidos de los maiasaurios no fueron empollados ya que estos dinosaurios eran enormes (más de 7 m de largo), para incubar sus huevos los nidos eran tapados con hierbas que al fermentar generaban el calor necesario. Esta conducta también es realizada en la actualidad por ciertas aves como el casuario de Australia y Nueva Guinea.
Otros dinosaurios, de menores tamaños y emplumados, sí empollaban a sus huevos. El excepcional hallazgo de un Oviraptor, dinosaurio terópodo sin dientes, que se encontró sobre una nidada colectiva de huevos de la misma especie, además de los brazos extendidos cubriendo los huevos, es una de las pruebas más importantes que nos han llegado desde el registro fósil, demostrando la antigüedad en la conducta del empollamiento. Estos fósiles se remontan al periodo Cretácico Tardío hace unos 75 millones de años.
Seguramente este dinosaurio murió producto de un deslizamiento de arena de una duna y quedó en posición de vida atrapado en un momento único de la historia de vida de los dinosaurios.