Nueva investigación de Rubén Stehberg
Lamentablemente, esta publicación adquiere involuntariamente el carácter de obra póstuma de Gonzalo Sotomayor, fallecido en marzo del 2016. La introducción del artículo intenta contestar la pregunta de por qué el valle del Mapocho-Maipo atrajo de manera tan intensa primero al Tawantinsuyu y luego a los castellanos. La respuesta la damos en la idea fuerza o primera premisa, que se refiere a la importancia geo-estratégica de estos valles.
Este tema fue propuesto inicialmente por de Ramón (2000) quien planteó que la cuenca del Mapocho-Maipo constituyó la puerta de entrada y salida de la llanura central (llano longitudinal o depresión intermedia) y, por lo tanto, representó para su población el paso más expedito y directo de conexión con otros grupos situados más al norte y viceversa. Esta sería la razón por la cual el Tawantinsuyu eligió este valle para intentar controlar el extenso, fértil y populoso territorio que se extendía hacia el sur por espacio de 1000 km, hasta Puerto Montt.
En otras palabras, se postula que el Tawantinsuyu optó por esta área para implementar su conocida estrategia de control de cabecera de valle. Este control se vio favorecido por la existencia de dos cordones transversales (Chacabuco y Angostura) que obligaban a los transeúntes a atravesar los pasos obligados de Tentencura, cuesta de Aconcagua y Chada.
Otras dos ideas fuerza o premisas se desarrollan en el artículo, antes de dar paso a una revisión documental y arqueológica de la influencia incaica en la zona norte del Mapocho y la forma en la que Pedro de Valdivia y sus compañeros se apropiaron de este vital territorio indígena para dar inicio a la conquista de Chile.