Hoy me toca ser la voz de un esfuerzo colaborativo realizado entre las Áreas de Exhibiciones, Educación y Zoología de Invertebrados, cuyo propósito fue dar cuerpo a uno de los ejes centrales de nuestra misión institucional: la democratización del conocimiento, un ejercicio que cobra aún más fuerza frente a la actual e innegable crisis climática y ecológica, como una de las tantas acciones que urgen para contribuir en su cese.

Quisiera contarles tantas cosas, pero el tiempo es acotado. Partiré por el principio. Somos un equipo de investigadoras y alumnas en formación de pre y post grado, que llevamos un par de años estudiando y deslumbrándonos con este poco conocido (esperemos hasta ahora) pero fascinante grupo de equinodermos. Me toca ser honesta, el motivo que nos movió a dirigir nuestra mirada sobre ellos no es de los más felices: era preocupación. Preocupación frente a un escenario que nos sonaba familiar y por lo mismo tremendamente alarmante: poco conocimiento sobre la fauna de nuestras costas, sabíamos de una especie que está siendo extraída para su comercialización principalmente en mercados asiáticos, al indagar en sus registros de desembarque notamos con gran sorpresa que se registraba bajo la categoría genérica de pepinos de mar (por lo que la certeza de que efectivamente se tratase de solo una especie en ese mismo momento se esfumó), observamos registros que además resultaron discontinuos y presentaban peaks muy elevados para algunos años (del orden de miles de toneladas). Eso no era todo, ya que esta actividad extractiva se realizaba en total ausencia de un plan de manejo que asegurase la conservación de tal especie, este escenario resultaba del todo alarmante ya que no distaba de lo descrito para especies de importancia comercial de otras latitudes del mundo y que habían llevado a sus poblaciones a inevitables colapsos. 

En ese momento decidimos dejar de preocuparnos y nos ocupamos: comenzamos por levantar información genética, taxonómica y sobre el estado de las pesquerías de pepinos en el mundo y a contrastarla con nuestra realidad. Si bien aún no finalizamos nuestro trabajo, tenemos claro el objetivo final: sentar las bases del conocimiento que permitan definir un plan de manejo que regule esta pesquería, evitando lo que hemos denominado como las “crónicas de una muerte anunciada”.

Si bien hasta ahora la historia no suena muy feliz, la intención no es aumentar la ecoansiedad, sumando otro grupo de animales a la larga historia de especies y ecosistemas que han sufrido las consecuencias de un modelo de desarrollo insostenible por el alto precio que han debido pagar hasta ahora. De eso no queremos más y ahí está puesto nuestro máximo esfuerzo.

La intención que persigue esta exposición es acercarles a su vida y obra, como me gusta llamar a la historia natural de las holoturias, en la que destaca su notable aporte a la disminución local de la acidificación  del océano (una más de las graves consecuencias de esta profunda crisis climática y ecológica que nos atraviesa), y es que al menos a nosotras, nos parece increíble pensar que sus desechos sean uno de sus máximos súper poderes, entre otros que podrán descubrir dentro de unos minutos.

Esperamos que a través de este pequeño viaje submarino puedan contagiarse de la profunda admiración que sentimos por este grupo y su rol dentro de los ecosistemas oceánicos superficiales y profundos, y así contribuir con un pequeño grano de arena a la necesaria alfabetización y cultura oceánica, para que entre todas y todos podamos aportar en la protección de este maravilloso grupo de animales marinos, y por consecuencia, mejorar y preservar la salud de los ecosistemas que habitan.

Finalmente, les agradezco su presencia y les invito a tomar consciencia del momento trascendental que vivimos en la historia de nuestro planeta, el donde el cambio y las acciones que aseguren un futuro en que primen los derechos humanos y de la naturaleza son ahora.

Muchas gracias.