¿Por qué estudiar lepidópteros?
No se requiere ser un especialista para reconocer algunas mariposas y polillas comunes, pues algunas especies, ya sea por su tamaño, forma o color, resultan bastante familiares para las personas. En el caso de las mariposas, la tarea se simplifica aún más debido a sus hábitos diurnos y sus coloridos patrones. Lo mismo ocurre para las polillas de gran tamaño, como aquellas de las familias Saturniidae, Sphingidae y algunos Noctuidae. Sin embargo, en la identificación de la gran mayoría de los lepidópteros no se puede ir más lejos, al menos no sin la formación adecuada y un vivo interés por estudiar estos insectos. Además, tanto la recolección, el montaje y la disección de los ejemplares resultan un tanto difíciles si no se tienen los equipos y las habilidades necesarias (ver notas: de recolección de lepidópteros nocturnos y montaje de lepidópteros). Entonces ¿por qué estudiarlos?
Por su diversidad
Después Coleoptera (escarabajos) y Diptera (moscas y mosquitos), el orden Lepidoptera (polillas y mariposas) es el tercer grupo de insectos más diverso. Con casi 158.000 especies descritas, corresponde al 15% de todas las especies de insectos conocidas. Actualmente, se reconocen 134 familias, agrupadas en 43 superfamilias. En Chile, se conocen alrededor de 1.600 especies, de las cuales cerca de 500 especies corresponden a microlepidópteros (polillas primitivas) (ver nota lepidópteros: origen y diversidad). Sin embargo, la diversidad de este grupo de insectos en el país está lejos de ser conocida, y al ritmo actual de destrucción de los hábitats naturales, muchas de estas especies desaparecerán antes de ser descubiertas.
Cabe señalar, además, que tal desconocimiento de la lepidopterofauna nacional genera problemas en las actividades que requieren de la determinación de especies, como la prospección de plagas agrícolas y los estudios de impacto ambiental. En estos últimos, la diversidad local de estos insectos queda generalmente subestimada.
Por sus interacciones ecológicas
La mayor parte de los lepidópteros son herbívoros, es decir, sus larvas se alimentan sobre plantas o sus productos para completar su desarrollo. Debido a la estrecha relación con sus hospederos vegetales, los lepidópteros resultan buenos bioindicadores ambientales, permitiendo conocer el estado de conservación de los ecosistemas. Varios grupos de lepidópteros, entre ellos las mariposas, han sido utilizados como indicadores para determinar los efectos antrópicos en ambientes naturales. Además, se ha demostrado que los lepidópteros contribuyen a los servicios ecosistémicos, al actuar como polinizadores (insectos adultos) y formar parte de las cadenas tróficas, ya sea como herbívoros o como presas de otros animales.
Por su importancia económica
Coleoptera, Hemiptera y Lepidoptera son los órdenes de insectos que reúnen la mayor cantidad de especies plagas. En Lepidoptera, las larvas corresponden al estado de desarrollo que produce el daño, pues al alimentarse destruyen hojas, brotes, flores, frutos, tallos, raíces y semillas de las plantas cultivadas, reduciendo los rendimientos y provocando pérdidas económicas. Otras especies se alimentan de productos almacenados de origen vegetal (granos, fibras, semillas), animal (cuero, pelo, plumas) o fúngico (hongos secos) (ver nota larvas de lepidópteros: la identidad de las cuncunas).
Tres familias de lepidópteros reúnen la mayor cantidad de especies plagas; éstas son Noctuidae (sobre 1.000 especies), Pyralidae (aproximadamente 750 especies) y Tortricidae (aproximadamente 680 especies). Algunos ejemplos de Noctuidae plagas son las cuncunillas, que consumen las partes aéreas de las plantas, y los gusanos cortadores, que se alimentan a nivel del suelo o bajo la superficie de éste. Pyralidae incluye varias especies que atacan productos almacenados y frutos secos, como la polilla de la harina, la polilla india de la harina, la polilla de la cera; y algunas especies que atacan cultivos, como el barrenador del maíz y la polilla de la nuez, por mencionar algunas (ver nota las polillas pirálidas). Tortricidae reúne especies cuyas larvas enrollan hojas, consumen brotes o perforan frutos y semillas; algunos ejemplos son la polilla de la manzana, la polilla del brote del pino, la polilla de la uva y el enrollador del manzano, entre otras (ver nota las polillas tortrícidas).
De este modo, hay razones suficientes para estudiar este interesante grupo de insectos, sin olvidar que también han sido objeto de admiración e inspiración artística, temas que desarrollaremos en futuras notas.
Referencias
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