Recordando a Francisco Silva González (1933 - 1990)
“Cuando realizaba un fructífero trabajo en beneficio del desarrollo y progreso del Museo, fallece en Santiago, el 28 de junio de 1990. El Profesor Francisco Silva se distinguió por su alta calidad académica, su inteligencia, su cordialidad y su espíritu conciliador. El Museo Nacional de Historia Natural de Santiago de Chile, rinde un homenaje póstumo a quien se identificó enteramente con su esencia y se constituyó en uno de sus más sólidos pilares.”
Con estas certeras palabras se anunciaba el fallecimiento de Francisco Silva, en el volumen 42 (1991; http://publicaciones.mnhn.cl/668/articles-64963_archivo_01.pdf) de nuestro Boletín del Museo Nacional de Historia Natural. Fue nuestro compañero de trabajo desde fines de 1982 hasta su muerte, acaecida en esta misma fecha en que le recordamos.
Francisco Silva se formó en el antiguo Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, egresando como Profesor de Biología; trabajó por un tiempo en el mismo Instituto para luego ingresar a la Estación de Biología Marina de Montemar, integrando a continuación el cuerpo académico del naciente Departamento de Ciencias, el que luego sería la base de la Facultad de Matemáticas y Ciencias Naturales, de la Sede Valparaíso de la Universidad de Chile. En esa institución desarrolló una fecunda labor en pro del perfeccionamiento de investigadores, así como también en fomentar investigaciones multidisciplinarias; un ejemplo de esto último es el proyecto “Investigaciones ecológicas en el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales”, efectuado mayoritariamente entre 1970 y 1974 y cuyos resultados se encuentran publicados en el volumen 7 (1974), de los Anales del Museo de Historia Natural de Valparaíso.
En el Museo Nacional de Historia Natural ocupó el cargo de Coordinador Científico y como fruto de su gestión se obtuvieron sustanciales aportes externos; entre ellos una importante donación de equipos ópticos y de laboratorio, como producto de un convenio con el Gobierno de Japón.
Pancho, como le llamábamos entre nosotros, se especializó en el estudio de miriápodos (“cienpiés” y “milpiés”), publicando varios aportes sobre especies chilenas. Todos quienes le conocieron coinciden en recordarlo como una persona muy sencilla, extremadamente cortes, amable, educado, bien intencionado y siempre preocupado por el bienestar de los demás; sin duda era una persona sabia.