Rescatando los sonidos históricos del Instituto Nacional
Hace más de un siglo, el fonógrafo fue el primer y único medio para grabar la voz humana y el sonido. Este invento de Thomas Edison fue un logro revolucionario que cambió para siempre la industria de la música, permitiendo que un fenómeno tan sutil y efímero como el sonido, quedara preservado para la posteridad en un medio material que era posible de ser guardado y reproducido a voluntad.
El Instituto Nacional, uno de los primeros y más insignes establecimientos educacionales públicos del país, estuvo durante el siglo XIX a la vanguardia de los adelantos científicos y tecnológicos dispuestos para la educación. En efecto y como consta en los Anales de la Universidad de Chile, para el año 1880, apenas a tres años de su invención por Edison, el Instituto Nacional ya contaba con un fonógrafo para fines de enseñanza, en conjunto con los aparatos de física más avanzados que existían. Aquel fonógrafo inicial que seguramente permitía grabar en una hoja de papel de estaño, fue seguido por otros modelos posteriores, como se evidencia en las colecciones patrimoniales de la institución. En efecto, al día de hoy, aún se preserva en el Instituto Nacional un fonógrafo Edison clase M eléctrico, de la década de 1890, el cual permitía grabar el sonido en cilindros de cera.
Gracias a un trabajo de colaboración con la Academia de Rescate y Conservación del Patrimonio (ARCPIN) dirigida por la profesora Verónica Bello, fue posible realizar un trabajo con los estudiantes para explicar la relevancia del tema patrimonial del fonógrafo y sus grabaciones, para posteriormente llegar a una etapa práctica en donde fue posible digitalizar aquellos cilindros fonográficos de cera que todavía se conservan en el Instituto Nacional.
Para lo anterior, se realizó el mismo procedimiento que se había ejecutado previamente para digitalizar los cilindros etnográficos grabados por Wilhelm Koppers y Martín Gusinde en el MNHN. Se utilizó un fonógrafo Edison Standard acoplado con el dispositivo de digitalización “Canaphonic Archivette”, el cual traspasa el sonido a un computador. Gracias al uso del programa Audacity fue posible grabar el audio y además editarlo y depurarlo.
Si bien muchos cilindros presentan problemas de conservación por el paso del tiempo y por la acción de hongos que consumen la cera y con ello deterioran parte de la grabación, haciéndola ininteligible, fue aún posible rescatar algunos audios de melodías de más de un siglo, además de un discurso poético, cuyo cilindro tiene una etiqueta que dice “Don Domingo Amunátegui Solar”. Domingo Amunátegui Solar (1860-1946), fue un alumno del Instituto Nacional, que se convirtió luego en un historiador, educador, ministro y rector de la Universidad de Chile. El audio de dicho cilindro consiste en tres partes; una especie de oda al Instituto Nacional, y la recitación de dos poemas: Mirada retrospectiva de Guillermo Blest Gana (1829-1905) y Ley de Amor de Luis Rodríguez Velasco (1838-1919).
La transcripción de dicho cilindro la podemos leer a continuación:
Tres hadas recibidas en el nacimiento de un niño.
La más hermosa llegaba adornada con los atributos de la poesía
La más grave sostenía entre sus brazos las tablas de la ley
La más anciana revelaba en su semblante la virtud de la caridad
Tu serás un maestro universal, ordenó la ley
Educarás a centenares de generaciones y formarás un pueblo ilustrado
Tu serás un gran patriota, anunció la poesía
Defenderás a tu tierra contra sus enemigos
Le darás un inmenso poder
Tu serás un filántropo abnegado, profirió la caridad
Sanarás las heridas del cuerpo y aliviarás los males del espíritu
Nació la criatura y adquirió vigor
Llegó a ser un hombre derecho, sabio y patriota
Las tres hadas continuaron protegiéndole desde la altísima región
Esta es la historia del Instituto Nacional
Sus padrinos fueron tres eminentes ciudadanos
El legislador Egaña
El filántropo Salas
y el poeta Henríquez
Los tres velan por el Instituto con su digno amor
Mirada retrospectiva (Guillermo Blest Gana)
Al llegar a la página postrera
De la traji-comedia de mi vida
Vuelvo la vista al punto de partida
Con el dolor de quien ya nada espera.
¡Cuánta noble ambición que fué quimera!
¡Cuánta bella ilusión desvanecida!
¡Sembrada está la senda recorrida
con las flores de aquella primavera!
Pero en esta hora lúgubre, sombría,
De severa verdad y desencanto,
De supremo dolor y de agonía,
Es mi mayor pesar, en mi quebranto
No haber amado más, yo que creía,
¡Yo que pensaba haber amado tanto!
Ley de Amor (Luis Rodríguez Velasco)
¿Qué es el amor, madre mía?
-Hija, el amor es la llama Que da vida á cuanto existe, Que anima el cuerpo y el alma
-Pero, madre, yo conozco Algunos hombres que no aman
-¡Esos, hija, no son hombres, son cadáveres que andan!
Gracias a esta colaboración entre el MNHN y el ARCPIN del Instituto Nacional ha sido posible realizar un nuevo rescate patrimonial de gran significancia, cuya experiencia esperamos poder seguir reproduciendo en el futuro.
Para finalizar, dejamos aquí el audio de dos de los cilindros: la recitación poética atribuida a Domingo Amunátegui y una melodía musical