Santiago se colorea, se enrojece, se amarillea, se dora y se desviste, se deshoja y se desnuda
Más del 90 % de árboles del área urbano son de hoja caduca, y son estos los que nos brindan un hermoso y efímero otoño. Hoy el paisaje en las avenidas es colorido y hasta las hojas en el suelo le dan belleza al otoño.
- Los liquidámbar (Liquidambar styraciflua) se tornan de color rojizo a morado hasta quedar sin color.
- Los plátanos orientales ( Platanus hidrido) de amarillo a marrón, hasta quedar sin hojas.
- Los ginkgos dorados (Ginkgo biloba), hasta quedar convertidos en un esqueleto de ramas nudosas de madera.
- Los arces (Acer negundo) de pálido amarillo, pierden su hojas y sólo quedan delgadas ramas debido a la forma como lo podan.
- Las melias (Melia azederach) tienen frutos de color café y ya tampoco tienen hojas, quedan llenas de frutos de varios años atrás, negros los más antiguos y cafés los más nuevos.
- Los fresnos (Fraxinus excelsior) ya perdieron sus hojas a fines de verano y en otoño no tienen follaje.
- Las acacias (Robinia pseudoacacia) de verde a amarillo, se convierten en ramas desnudas escuálidas hasta quedar invisibles.
- Las sóforas (Styphnolobium japonicum) amarillean su follaje, a veces pierde todo, otras veces queda con algunas hojas.
- Los álamos (Populus nigra y Populus deltoides) sueltan hojas acorazonadas de dorados y brillantes, las ramas van quedando desnudas y...
…desnudas las calles de Santiago, la lluvia hace su aporte, acelerando el proceso de la pérdida de hojas, el ropaje arbóreo queda tirado en el suelos de colores y desviste rápidamente de follaje la ciudad. Las calles van quedando desiertas, ya sólo se ven ramas inertes, troncos y ramas invernando, ya no hay grandes masas de hojas que atrapen el anhídrido carbónico y lo conviertan en glucosa, ya no están aptos para liberar oxígeno.
Desaparecen los árboles en las fotografías de la ciudad en invierno… Los árboles desnudos no son árboles activos, por lo tanto prácticamente no hay árboles propiamente tales en las calles. Y llega el invierno y encuentra las calles sin árboles activos y sin hojas ayuden a descontaminar.
Santiago desnudo, sus grandes avenidas, Santiago oscuro de contaminación en sus avenidas.
En invierno es cuando más necesitamos árboles con hojas, los que por situación fitogeográfica naturalmente nos corresponden, árboles vestidos de hojas esclerófilas, perennes que nos den la energía que lo verde de los bosques nos entrega, necesitamos árboles productores de oxígeno y filtradores del esmog tan dañino en invierno, sin embargo, nos empeñamos en no plantar árboles de hoja perenne en las calles y avenidas. Es cierto que hay un porcentaje de árboles siempreverdes pero no es suficiente, necesitamos más verde en invierno.
Mucho más hermoso seria el otoño si tuviéramos mezcla de árboles, tanto perennes como caducifolios, más diverso, más entretenido y más original.