Un Mapuche en la Ópera de Nueva York: La vida, lucha y aventuras de «Chief Caupolicán», primera parte
A principios de 1913, un joven llamado Emile Barrangon decidiría asumir una nueva identidad pública. De ahora en adelante intentaría reconstruir el legado cultural de su familia paterna adoptando un nuevo nombre: «Chief Caupolicán». Con dicho nombre triunfaría en el vodevil, y sería la primera persona de origen no europeo o anglosajón en obtener un rol protagónico en el Metropolitan Opera de Nueva York, además de tener un papel relevante en musicales de Broadway y Hollywood.
Emile nació alrededor de 1875-76 en la Araucanía, durante una época de fuerte conflicto entre el Estado de Chile y la sociedad Mapuche. Su madre era hija de colonos franceses y su padre era un peón de origen Mapuche. Dado los prejuicios sociales y situación de conflicto, Emile solo llevó su apellido materno y apenas pudo conocer a su padre, quien murió cuando él era un niño. Luego de aquellos eventos, Emile fue internado en el Seminario de San Rafael en Valparaíso, pero a la edad de 12 años decidió escapar y navegar por el mundo. De este modo trabajó como ayudante en diversos barcos mercantes por Asia, Europa y Estados Unidos. Sería allí que él descubrió su interés por la música y el canto, lo cual lo llevaría a alcanzar la fama en el futuro.
Algunos años después, su madre contrajo un nuevo matrimonio y se estableció en San Francisco, California. Emile Barrangon decide quedarse allí alrededor de 1899 intentando seguir una carrera como tenor de música clásica. Si bien en su juventud Barrangon enfatizó su lado francés, su condición mestiza en Estados Unidos le hizo ser objeto de discriminación y eso limitó sus expectativas laborales en los escenarios. A principios del siglo XX, se fue a Massachusetts donde se casó con una profesora de arte y siguió desarrollando su carrera musical, realizando incluso algunos viajes a Francia para mejorar su canto. A pesar de su talento, él solo lograba obtener roles menores en conciertos y pudo actuar en algunos show de vaudeville en Nueva York.
Sin embargo, sería en el año 1913 que Emile Barrangon toma una decisión radical. Gracias al consejo de un amigo, él decide aceptar su ancestría Mapuche y comienza a presentarse en los escenarios de vaudeville en Broadway bajo el pseudónimo «Chief Caupolicán», en honor de aquel líder de la resistencia Mapuche contra los españoles durante el siglo XVI.
El espectáculo de Chief Caupolicán fue desafiante desde el comienzo. Más que reproducir los estereotipos de salvajismo que abundaban en la sociedad norteamericana del momento con respecto a su percepción del mundo indígena, en su show él buscaba contar las hazañas del pueblo Mapuche en su lucha contra los españoles, destacando que fueron capaces de mantener su independencia. Sin embargo, y para desconcierto de la audiencia, aquella persona que vestía un atuendo indígena en el escenario de modo repentino comenzaba a cambiar su vestimenta por un traje elegante y sombrero, comenzando a cantar óperas en perfecto francés e italiano. El indígena y aquel que dominaba las artes más refinadas de la sociedad occidental eran la misma persona, demostrando así que no había limitaciones inherentes para lo que una persona indígena pudiera alcanzar.
Es importante destacar que para dicha época había comenzado una importante ola de movimientos sociales indígenas en los Estados Unidos que luchaban por el reconocimiento de sus derechos civiles. Uno de los puntos más significativos fue la creación de la «Society of American Indians» en 1911, la cual fue una organización intertribal que impulsó mejoras en términos de educación, reconocimiento social y mejores condiciones de vida. Gracias a su lucha lograron que en 1924 los indígenas norteamericanos pudieran ser considerados como “ciudadanos”, con los mismos derechos que el resto de los habitantes del país. Es posible que este contexto haya motivado el reconocimiento y auto-identificación étnica de Emile Barrangon como Mapuche, lo cual marcaría el resto de su vida y carrera profesional.
Volviendo al vodevil, la crítica recibió la rutina de Chief Caupolicán como un éxito. Las funciones estaban llenas y logró ser parte de circuitos importantes en la costa oeste de Estados Unidos. Cabe destacar que su atuendo indígena era más bien concordante con la imagen de un indígena norteamericano, que con una vestimenta tradicional Mapuche. Consultado al respecto en futuras entrevistas, él respondería que más bien fue producto de la presión de los managers que lo forzaban a aparecer visualmente como un Sioux o un Apache con el fin de hacer más sentido al público. La fama de Caupolicán crecía y llegó a tener dos shows por día, matiné y vermut, en los cuales compartía escenario con cantantes, bailarinas, gimnastas y exhibiciones de maravillas modernas como las «películas sonoras de Edison».
Hacia 1914, Chief Caupolicán había iniciado una gira hacia Europa cuando un inesperado acontecimiento cambia su destino: había comenzado la Primera Guerra Mundial. Esto lo llevó a dar un nuevo cambio en su vida, lo cual contaremos en la en la segunda parte de esta historia.
En la siguiente entrega contaremos como Chief Caupolicán desarrolló un nuevo discurso político, veremos sus logros en la Ópera de Nueva York y Filadelfia, y su llamativa carrera en Hollywood.